Una bolsa agarrada a un balcón a modo de peculiar ascensor. Nada más clásico para subir el pan, el mandado de urgencia o algún producto que nos traen a casa y no hay tiempo, o ganas, o fuerza, para subir la escalera.
La bolsa desde el balcón vuelve a ponerse de forzada moda, en estos tiempos de estado de alarma, como medio de conexión con el exterior. Tiempos en los que se reclama no salir a la calle, especialmente a las personas más mayores que encuentran en esta fórmula, habitual en una niñez donde no existían los ascensores en las fincas gaditanas, el modo de mantener la despensa llena o el diario en casa.
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