EN alguna reciente Semana Santa, la (impía) gárgola que subscribe hubo de afrontar el reto de atravesar el corazón de Trimilenaria. Tras comprobar que la única forma de cruzar por calle Ancha, Palillero, Pelota o Catedral era llevar capirote o fingir un desmayo, a esta (impía) gárgola se le ocurrió increpar al segurata de turno: "Pero, ¿qué es esto? ¿Una teocracia?" A lo que el hombre, cruzándose en jarras, murmuró un certero: "Tú no eres de aquí, ¿verdad?". En fin. Entiendo que se solicite la vigilancia de la Policía Nacional en la recogida de las cofradías: ya se sabe, el frente ateo lleva años rociando con gasolina los pasos e interrumpiendo su recorrido en un boicoteador intento por alcanzar la farmacia de guardia. También entiendo que se prohiba la manifestación atea de Madrid -aunque, en teoría y en práctica, cualquiera puede manifestarse-. Y es que, a qué negar que la fe cristiana vive tiempos duros. ¿No es una efigie de Nerón lo que se acuña en las monedas?
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