La tribuna

manuel Chaves González

Siria y la intervención militar

LA represión brutal del régimen sirio a "la primavera árabe" iniciada en marzo del 2011 desemboco en una guerra civil que lleva contabilizados más de 100.000 muertos y millones de refugiados en otros países. Una vez más la comunidad internacional se ha mostrado incapaz de poner fin a un conflicto armado a través de un acuerdo político: la ONU fracaso en sus intentos de mediación y la reunión internacional de Ginebra de junio del año pasado y los intentos posteriores de revitalizarla no dieron resultado alguno. La falta de acuerdo ha prolongado la guerra civil y la opinión generalizada es que no se actuó con la presión suficiente para alcanzar una solución política.

En mi opinión varios factores, vinculados a la zona, inciden en el conflicto. En primer lugar, Siria ha jugado siempre un papel protagonista en una de las zonas más conflictivas del planeta: el Oriente Medio. Al contrario que otros países como Jordania y Egipto, con posiciones moderadas, su oposición a la paz con Israel es manifiesta y radical. En segundo lugar, la guerra civil siria es, en gran medida, una guerra religiosa y étnica. La minoría alauí (a la que pertenece Bashar al Asad) forma parte del credo chií enfrentado secularmente al suní. El enfrentamiento religioso en el mundo musulmán tiene una importancia decisiva en el juego geopolítico: la lucha por la hegemonía en la zona. Y un cambio de régimen en Siria no sólo tendría efectos negativos en el arco chií (Irán, Iraq y Hezbolá en el Líbano), sino también provocaría un nuevo alineamiento de las fuerzas políticas en Oriente Próximo y la derrota de Irán en su competencia hegemónica con la Arabia Saudí.

Por último, los intereses estratégicos y económicos de Rusia (tiene en Siria la única base naval fuera del territorio ruso) y China (con fuertes intereses comerciales) no se verían protegidos por una cambio de régimen que puede aumentar la influencia de los EEUU en la zona. Esto explica la amenaza de estos países de ejercer el veto en el Consejo de Seguridad de la ONU ante una resolución que implique una intervención militar. Por estas razones, la búsqueda de una salida política y negociada al conflicto ha encontrado obstáculos insalvables hasta ahora.

Aunque hay que esperar al informe de la misión de la ONU, parece que el régimen sirio ha transgredido la Convención Internacional de armas químicas y, en consecuencia, ha traspasado la "línea roja" que, en su momento marcó el presidente Obama. Una intervención militar, aunque limitada, está en puertas. Ahora bien, el incumplimiento de la Convención, ¿es suficiente aval para una intervención militar en Siria? El conflicto de Siria no es el de Iraq. Sin embargo, a pesar de las diferencias, el recuerdo de la guerra de Iraq continúa en la opinión pública. Las encuestas en los EEUU y los países europeos reflejan que la mayoría de los ciudadanos están en contra de una intervención militar; y cualquier encuesta en España reflejaría el mismo estado de opinión.

Una de las razones más fuertes radicó, entonces, en la ausencia del aval multilateral de la ONU. En estos momentos, una intervención militar en Siria carece de la legitimidad internacional del aval de la ONU. Y esto es difícil de aceptar para muchos ciudadanos que fundamentaron en el multilateralismo su oposición a la guerra de Iraq. El que un solo país tenga la facultad de veto ante las resoluciones de la ONU no deja de ser una anomalía histórica en pleno siglo XXI, pero nos guste o no forma parte de las reglas de juego de la ONU.

La utilización de armas químicas por el régimen sirio no puede quedar sin una respuesta firme. Y los gobiernos totalitarios que pueden utilizar estas armas deben recibir una advertencia contundente. El problema es ¿qué respuesta? El presidente Obama ha señalado que la intervención militar no tiene como objetivo la caída del régimen sirio y el presidente Putin ha matizado que cabe una intervención militar si se demuestra objetivamente la utilización de armas químicas. ¿Queda espacio para una solución política que, garantizando sus intereses en la zona, implique a Rusia y China?, ¿es posible una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sin el veto de estos países?

A diferencia de otros países europeos, como el Reino Unido y Francia, España no intervendrá en la operación militar. Podremos respetar las opciones de los demás pero creo que la nuestra está en buscar una solución política y no apoyar una intervención militar que no tenga el aval de la ONU o de la UE.

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