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Rosa Díez

Rosa Díez es como la espuma del cocido, cuando se mantiene al fuego todo hierve. Ya la espuma aparece

No lo podré olvidar nunca. La admiración sin límites que Rosa Díez causaba en las mujeres más empoderadas del PSOE de entonces. Ponían los ojos en blanco ante la valentía y el arrojo, casi temerario, de la frágil socialista vasca del “Ven y cuéntalo”. Alguna que yo me sé lo sufrió en silencio cuando “Rosa” abandonó el partido y emprendió otras opciones personales. Las redes sociales están llenas de lapidarias sin desperdicio de esta dama menuda de lengua larga y afilada como espada, contra el nacionalismo vasco, el socialismo español de Pedro Sánchez y todo lo que se movía en estos años convulsos. Ahora se volverán lanzas si es verdad lo que se viene contando de ella. Que son dos cosas. Una, que se ofrece a volver a los orígenes para encaminar al PSOE por la senda de la que no debió salirse nunca. Dos, la profecía de la unión de Bildu y el PNV tras las próximas elecciones vascas, la unión de sus fuerzas para constituir un gobierno en Ajuria Enea. Lo segundo, de lo que huye el PNV como del fuego, es que lo garantiza, da fe de ello. O sea, como si lo supiese. Lo primero es que nos parece increíble, aunque hay quien lo afirma. Que son sus creencias, sus ideas, parte importante de su vida.

Rosa Díez es como la espuma del cocido, cuando se mantiene al fuego todo hierve. Y la espuma aparece. La parte curiosa de todo esto, claro. Esta España es así, con Rosa Díez dentro. Callarse nunca toca porque entonces no sería ella. Curtida en las mil batallas de la Guerra del Norte, y superviviente de las heridas causadas, serpentea la España noticiosa ora aquí ora allí. Digo en la radio, la televisión, el periódico y la revista. En verdad como todas, como muchas. Pero es que ella es diferente, como que se revuelve con más ímpetu, es más acerada, desenvuelta, directa, agresiva. Le ayuda el tono de voz, entre agudo y chillón, y la cadencia rápida, como convencida, del discurso. Vamos, no pasa desapercibida ni por lo que dice ni por cómo lo dice. ¿Es la famosa china del zapato? Al parecer lo ha sido para muchos, especialmente para algunos. Y sorprendente su desplazamiento lateral izquierdo contra el conjunto de los otros desplazamientos conocidos y por conocer. Pagaza se despide de todos pero ella no, ella sigue por los más tortuosos caminos. Hacia la estancia, la permanencia y, quién sabe, significancia. Su aquí estoy yo, como oráculo y como nueva dirigente socialista, es una de las notas más curiosas y sorprendentes de un panorama lleno de Begoña Gómez. No comparo, por supuesto que no.

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