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Reverencia redonda

Lo peor para Iván Redondo de su reverencia a Torra es que él será muy consciente de que ha sido lo peor

Como vivimos en una sociedad de la imagen, la reverencia cortesana a Quim Torra de Iván Redondo será lo que resumirá la reunión del presidente Sánchez. Seguro que Iván Redondo, que de esto sabe, lo sabe. Esa inclinación de cabeza ha clavado el estado de la cuestión. Por eso él, siempre sigiloso, sale en trompa con la trola disparatada de que, en realidad, estaba bajando la cabeza para oír mejor algo que le decían. Basta ver las imágenes: es un cabezazo en toda regla como los que los clásicos damos ante Su Majestad, o más hondo. Para oír, uno ladea la cabeza y arruga -como una interrogación- el entrecejo. Torra, además, no dice ni mu.

La cabezada fue involuntaria. Si hubiese sido para agradar al molt honorable no habría venido Iván a desmentirla con tanta presteza como falta de sentido de la verosimilitud. Ya sabemos quién le fabrica sus mentiras a Sánchez, por cierto. Ese tic o efecto reflejo de Redondo nos lo muestra, además, como alguien muy sumiso al poder. Se entiende por qué Pedro Sánchez lo estima tanto. No parece precisamente el esclavo que llevaban los romanos recordándole al general victorioso su condición de mortal. Qué salomónicas reverencias tiene que recibir cada mañana el aficionado a los besamanos reales, Sánchez de la Moncloa.

Reconociéndole a Redondo el instinto del poder, su reverencia nos descubre que Torra aún lo tiene, inhabilitado y todo, porque el Gobierno y sus pactos se lo han puesto en bandeja cual cabeza de San Juan Bautista. Si el urdidor de pactos se derrite es porque sabe bien que Torra todavía tiene mucho que decir para el equilibrio gubernamental.

Como ésta es la situación política, la mediática reverencia redonda sirve para que los españoles nos demos cuenta de a los pies de qué caballos o burros nos está dejando la política de pactos de Gobierno, que él, Iván, conoce por dentro como nadie, porque la ha parido. Ninguno podrá decir que no sabía lo que pasaba, porque, si no bastaron las advertencias de los discursos de los políticos de la oposición ni los análisis de los expertos y los columnistas, ya tenemos una imagen que lo retrata con nitidez.

Tanto que, cuando esto pase, y Torra viva retirado, en los momentos de bajón se pondrá el vídeo para recordar lo importante que llegó a ser él en su día. ¡Oh, si hasta la mano derecha del presidente del Gobierno de España le hizo una reverencia suntuosa! Quim Torra no se ha visto en otra.

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