El Palillero

José Joaquín / león

Portugal es diferente

LAS elecciones de Grecia parecía que eran las nuestras. Y lo de Cataluña fue demasiado. Por el contrario, han pasado desapercibidas las de Portugal, que está aquí al lado, tan cerca y tan lejos. Quizá porque no interesa extrapolar lo ocurrido. Se ha subrayado que ganó la coalición conservadora, que encabezaba el hasta ahora primer ministro, Pedro Passos Coelho, con un 38,48% de los votos. Y ha llamado la atención que sea la primera vez que gana unas elecciones generales un jefe de gobierno que ha aplicado recortes, obligado por la Troika. Sin embargo, se ha destacado menos la actitud de Antonio Costa, el líder socialista portugués, que se ha negado a montar un frente popular de izquierdas y asume que no ganó.

En los últimos cuatro años de gobierno de Passos Coelho (que para algunos es como un Rajoy sin barbas) aumentó el paro, emigraron 500.000 portugueses, la tasa de pobreza está en un 25% y los funcionarios y trabajadores portugueses han pasado por duros sacrificios. Con más resignación que en Grecia. Sin embargo, también es verdad que en Portugal no se han olvidado de lo anterior. Y antes de Passos Coelho estuvo el socialista José Sócrates (que para algunos fue como un Zapatero portugués). Sócrates arruinó el país y pidió el rescate.

Tras las elecciones del domingo, Passos Coelho seguirá gobernando, sin tener la mayoría absoluta. Sumando los diputados socialistas, comunistas y del Bloco de Esquerda resulta que son más. Tienen 121 escaños frente a los 104 de los conservadores. La diferencia con España es que allí no se pacta del mismo modo, según se ve. El socialista Antonio Costa, que fue alcalde de Lisboa hasta mayo, probablemente ha pagado que fue ministro con Sócrates, y la gente aún se acuerda. Pero ha tenido la gallardía de asumir que él no ganó las elecciones y se ha negado a pactar con los comunistas y la extrema izquierda porque no defienden lo mismo, y porque los socialistas tienen un compromiso con Europa, que no pasa por la demagogia.

En España se habló mucho de Grecia y de Tsipras, al que comparan con Pablo Iglesias. Por el contrario, poco se dice de Portugal, cuyo ejemplo no conviene a quienes ya sabemos. Otro dato llamativo es que entre los partidos de la casta portuguesa (centroderecha y socialistas) suman más del 70% de los votos, lo que significa que no hay extremismos fuertes, y que se respetan las alternancias para que gobiernen los más votados. Portugal, como se ve, es un país peculiar, diferente a sus vecinos.

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