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La tribuna

rafael Rodríguez Prieto

Todos contra Podemos

LOS de casa". Así se expresaba CiU en Twitter para criticar a Podemos por su falta de pedigrí nacionalista. A Podemos le faltan los ocho apellidos catalanes. ¡Cómo osan perturbar los de fuera el lucrativo antagonismo entre buenos y maleantes, entre puros e impuros! La reacción de CiUERC es semejante a la de PNVBildu cuando conocieron los datos del Euskobarómetro. A este nivel de xenofobia y racismo hemos llegado después de años de permisividad y complejos del PPPSOE. Expresiones que partidos como la Liga Norte en Italia o la ultraderecha del norte de Europa usan con la misma naturalidad que nuestros dolientes nacionalistas multimillonarios.

Podemos ha generado reacciones muy agresivas en la mayoría del espectro político. El problema es que esta formación política ha negado la mayor del discurso de la partitocracia perfectamente acomodada en todos los poderes del Estado. Los tres bloques de siglas mencionados han apostado por una alternancia que rechaza la alternativa, ya sea desde un totalitarismo nacionalista o ultracapitalista. Los primeros se han esforzado en negar la pluralidad de la sociedad; en erigirse en profetas de un ente siempre dolorido y maltratado por el perverso enemigo español. Los segundos han querido apropiarse de un peculiar "sentido común" que fagocitaba las rentas del trabajo en beneficio del capital, con la misma alegría con la que recortaban derechos laborales o permitían legislaciones que dejaban en la calle a ancianos y niños.

La torpe reacción del partido que se autodenominaba como socialdemócrata al programa socioeconómico de Podemos es muy significativa. Nos permite entender el proceso por el que los partidos socialdemócratas europeos se han despojado de sus valores sociales, garantes del Estado de bienestar, para abrazar las políticas que han destruido la estabilidad social europea. Hoy la riqueza está en menos manos y la desigualdad ha crecido exponencialmente. El PSOE ha perdido sus tres últimas siglas en el camino, sustituyendo la justicia por la limosna, la socialdemocracia por el peronismo. La campanada de Nochevieja en su televisión fue una perfecta metáfora de ello: el partido ha terminado por confundir las uvas con las coca-colas. Y todo en año de ERE, que no de bienes.

Ambos totalitarismos, tanto el nacionalista, como el económico, se esfuerzan en pronosticar los peores horrores si los españoles no siguen confiando en ellos. No importan las veces que hayan traicionado a su electorado o que su verdadera patria sea Suiza. Ellos, dicen, representan la estabilidad frente al apocalipsis. Esta aseveración me recuerda a las reacciones que provocó entre la nobleza la decisión del zar Alejandro II de Rusia de liberar a los siervos. Algunos insignes rusos afirmaron que tal liberación generaría levantamientos y se pondría en peligro la estabilidad del estado. El propio zar contestó a los agoreros con unas palabras que recoge Kropotkin en sus memorias de juventud: "Sería mejor, señores, que la liberación viniera de arriba, que no aguardar a que venga de abajo". Su asesinato en 1881 significó el fin de las políticas reformistas y del moderado aperturismo que había presidido su reinado. Sustentar la política en el miedo es una tarea que se revela eficaz a corto plazo, pero que a medio y largo plazo termina socavándola. Negar la posibilidad y las alternativas puede ayudar a ganar a los puntos una elección y a formar una coalición de urgencia que se amolde al guion del gobierno del Íbex35, aquí, o del Wall Street goverment de ultramar. El problema estriba en que a largo plazo sólo queda la represión o el estallido social.

Tampoco es que Podemos ofrezca a ninguna de las dos cuestiones señaladas una transformación radical. Su programa socioeconómico es moderado y tampoco se ha desprendido totalmente de las cartas marcadas de la nación como entidad homogénea y unidad de destino en lo universal, lingüístico y andorrano. En cualquier caso, son propuestas serias e intelectualmente bien armadas que distan poco de las puestas en marcha por la socialdemocracia que más bienestar trajo a una maltrecha Europa a causa del Crack del 29 y del auge de los nacionalismos. La cuestión es saber si las grandes decisiones se continúan tomando en los parlamentos o esa facultad ya ha pasado a otras instancias carentes de iniciativa y control democrático. Oscuro futuro para Europa si los parlamentos quedan relegados a la pequeña política.

John Kennedy Toole usó como frontispicio de su célebre novela La conjura de los necios la frase de Swift que reza que cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele porque todos los necios se conjuran contra él. No es que Podemos sea el genio, pero sí es una alternativa. Tampoco es que los demás sean necios; más bien lo que les interesa es mantener sus privilegios. Juzguen ustedes mismos.

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