Plataforma eólica en la Caleta

No se valora como patrimonio de la humanidad el paisaje de la Caleta. Me parece más grave que las cuestiones técnicas

Construir una plataforma eólica marina entre la Caleta de Cádiz y la Costilla de Rota parece un invento del TBO, una idea propia del profesor Franz de Copenhague. Por cierto, en Dinamarca, el Reino Unido, Alemania, Holanda y la Europa del norte, en general, gusta mucho la energía eólica marina. Siempre he oído que en el Mar del Norte se puede aprovechar mucho mejor que en el Golfo de Cádiz. Incluida la zona caleti, supongo, que no es de las más ventosas. En la factoría de Dragados de Puerto Real son especialistas en construir plataformas y material eólico marino, que les encargan para el norte de Europa, con sus mareas recias y vendavales terroríficos. Para mí, lo peor de poner una plataforma eólica marina en la Caleta es que destrozarían las puestas de sol. Por eso, me sorprende que los críticos no pongan más énfasis en que se cargarían el paisaje.

En esta ciudad tan rara se discute todo, hasta la madera o el material de los cierros. Sin embargo, no se valora como patrimonio de la humanidad el paisaje de la Caleta, cerca de una zona donde están los castillos de San Sebastián y Santa Catalina. Me parece más grave que las cuestiones técnicas. ¿A esos ecologistas en acción el paisaje les importa o no? Lo demás está de más. Parece que se les va la fuerza con el CO2.

En este caso, como en otros, se nota que Cádiz está de pena. Está para cantarle un pasodoble de los más tristes de comparsas. Los ecologistas han denunciado dificultades técnicas para aprovechar esa energía eólica marina, pero el problema de fondo no es ese, sino que no se debe instalar en ese lugar. Puede que en otros sí, pero allí no. En este proyecto influye el gran carajal que tienen en Europa con las energías que consideran verdes. Ya no se sabe, por ejemplo, si la energía nuclear es verde o no. Todo depende de lo que le interesa a cada país. En España, la primera fuente de producción eléctrica ya es la energía eólica terrestre, con el 23%. Se supone que es más fácil de ubicar que la marina. Ambas son renovables y naturales, aunque no salen baratas, por cierto.

Cerca de Trafalgar quisieron instalar un gran parque eólico marino en 2003. Se frustró el proyecto porque se opusieron los pescadores de Conil y otros colectivos. Entre los argumentos de estos días, los más pintorescos son los de Kichi, que ha manifestado en sus redes sociales: "La transición energética no pasa por las formas faraónicas del oligopolio eléctrico, sino por un proceso de empoderamiento, con garantías ambientales".

No es para ponerse así. Con decir que la Caleta no se toca, ya vale. El proyecto se sabe que no puede ser y será imposible.

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