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Desde Tribuna

José Joaquín / León /

Ojalá el rival fuera siempre el Loja

POR fin una alegría para este Cádiz tan necesitado. Ganar por 1-3 en Loja es la segunda victoria de la temporada a domicilio, y la más concluyente. Ojalá el rival fuera siempre el Loja, al que ya se le endosó un concluyente 3-0 en Carranza, en el primer partido de Liga, que provocó un espejismo sobre el futuro del Cádiz. Hay que tener los pies en el suelo. El triunfo es muy importante, por haberse conseguido ante un rival directo. Pero el Cádiz sigue todavía en puesto de descenso.

En Loja había que ganar, sí o sí. La ocasión era espléndida. El rival es la perita en dulce que se ha encontrado este Cádiz. En Carranza ya se le vio como el más flojo de cuantos han jugado, un ascendido de Tercera, muy modesto, que incluso dejó sensaciones equívocas sobre el porvenir de un Cádiz que aquella noche de agosto jugó a placer. Ayer, en el temido campo de césped artificial, el Cádiz fue muy superior. Ganó de modo inapelable.

Lo más importante son los tres puntos y la confianza que pueden dar para el futuro. Pero también me parece importante que el Cádiz de Raúl Agné salió, desde el principio, a por la victoria. Parece que el entrenador empieza a ver el fruto de sus ideas. En la alineación volvió a sorprender dejando en el banquillo a Fall (que para mí es lo más sorprendente) y a Indiano (que lo es bastante menos, pues sus méritos para la titularidad los fue perdiendo en la primera vuelta). Volvió a apostar por Domingo como pivote defensivo, en lo que se puede interpretar como un intento de apuntalar una defensa cuya fragilidad ha sido decisiva para el hundimiento del equipo. Se supone que sólo lo hará fuera. Jugar en Carranza con cuatro defensas y Domingo de pivote sería una extravagancia. A Fall habría que recuperarlo. Es uno de los pocos fichajes decorosos que se hicieron. Queda la sospecha de que en este banquillazo hay algo más que motivos técnicos.

En el otro pivote jugó Granell, al que está claro que han fichado para las jugadas a balón parado, a las que Agné da importancia, como sucediera la temporada pasada. Los dos primeros goles del Cádiz de la mañana de ayer llegaron tras jugadas a balón parado. Los marcó Villar, al igual que el tercero. Por fin recuperó Villar su olfato goleador, que lo tiene especialmente desarrollado cuando se enfrenta al Loja, al que le ha marcado, entre los dos partidos, nada menos que cinco de los siete goles que ha anotado en la Liga. ¡Ojalá jugáramos contra el Loja todos los domingos! Esto lo pensará Villar con más motivos que ninguno.

Sin embargo, sucede que hay otros rivales. Hay que poner esta victoria en su justa medida. Es un paso adelante para eludir el descenso, ante un rival directo, pero no garantiza nada. Obliga a seguir en esa línea, sabiendo que son el Cádiz, y que el objetivo era bien distinto en verano.

Mucho más significativo que el partido de ayer será el próximo, en Carranza, ante el San Fernando. Los isleños, hoy por hoy, son el mejor equipo de la provincia en Segunda B. Es un honor para ellos, pero también un bochorno que escuece en el Cádiz.

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