Museo o Casa del Carnaval

Tras las obras, se plantea la gran pregunta gaditana: ¿qué hacer? Puede ser algo estupendo o una mediocridad

En vísperas de elecciones abundan las promesas y las inauguraciones. La apertura de la Casa del Carnaval (antes llamado Museo del Carnaval) es presentada por el equipo de gobierno de Kichi como un gran éxito. Ciertamente, es de lo poco visible que pueden mostrar a los gaditanos, después de ocho años en el Ayuntamiento. También es verdad que Teófila Martínez, en sus años de alcaldesa, lo intentó y no pudo inaugurar un Museo del Carnaval, entre otras cuestiones porque se equivocaron con el proyecto fallido en la plaza de la Reina. Las obras en el antiguo Palacio de Recaño permiten intuir que el museo (o lo que sea), se convertirá próximamente en realidad. Pero aún es un proyecto pendiente de concreciones.

El edificio es estupendo, eso ya se sabía. También se sabía que lo estaban rehabilitando y que si hubieran aportado más fondos ya estaría funcionando como museo. Una exposición en homenaje a Antonio Accame se puede organizar allí o en otros edificios, incluso municipales. Se ha organizado para ver la casa palacio. Pero el edificio ya se está viendo desde hace tiempo. El propio alcalde Kichi ejerció como guía para las visitas y ha paseado por allí a medio Cádiz.

No olvidemos los orígenes. Esta iniciativa no procede del Ayuntamiento, ni de los partidos políticos. La iniciativa surgió de la Asociación de Autores del Carnaval, cuando la presidía José Antonio Valdivia. No vamos a recordar todo lo que ha sucedido en más de dos décadas para abrir un Museo del Carnaval, que todavía no funciona como tal. Aunque se haya avanzado para esta exposición de Accame.

Queda por definir mejor el contenido del proyecto. Estamos en la enésima fase de forcejeos entre el Ayuntamiento y la Junta por el material que fue depositado. Un Museo del Carnaval no puede ser sólo un contenedor de recuerdos de Paco Alba, Enrique Villegas, Antonio Martín, Pedro Romero, componentes como El Sopa, o tantos artesanos y carnavaleros que han dado esplendor a la fiesta. Debe ofrecer un contenido museográfico coherente, para las colecciones fijas y para las exposiciones temporales, que pueden ser muchas y variadas.

También es importante la gestión, que no tiene por qué ser pública. Al lado del Palacio de Recaño está la Torre Tavira, que tiene una gestión privada con Belén González Dorao (por cesión) y funciona estupendamente. Es decir, una vez que está rehabilitado el edificio, se plantea la gran pregunta gaditana: ¿qué hacer? Puede ser algo estupendo o una mediocridad. Confiemos en que sea estupendo y atraiga a muchos visitantes.

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