EL maná anual de las motos en la provincia es algo a lo que no nos podemos permitir el lujo a renunciar, y mucho menos en estos momentos de crisis económica. Una invasión de estas características genera unas inevitables molestias a base de ruido y tráfico denso. Pero año a año, paulatinamente, hemos ido aprendiendo a convivir con ellas, sin renunciar a denunciar los abusos que se han cometido al amparo de una concentración multitudinaria. Poner freno a los desmanes que se puedan cometer estos días es compatible con la hospitalidad propia de nuestra tierra, donde la sana convivencia ha de ser siempre el santo y seña. La cada vez mayor implicación de las autoridades locales y de otras instancias en esta filosofía es la única forma de un fin de semana de éxito.

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