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EL ALAMBIQUE

Rafael Gómez / Ojeda

Libertad vigilada

EN plena dictadura no veíamos el día de acabar con tanta vigilancia policial. Adonde viajas, con quien te reúnes, etc. Con la llegada de la Democracia, por fin, tu libertad e intimidad, inviolable. Adiós al 'Gran Hermano' y a la patada en la puerta. ¿Adiós? Acabo de recibir en mi buzón de correos un impreso en el que aparecía mi nombre sobre una tarta y las letras compuestas con frambuesas. En el interior del sobre me felicitaban por mi próximo cumpleaños. Cuanta amabilidad. Los emisarios de tan extraño documento, sabían mi nombre y apellidos, mi domicilio, y además, sabían mi fecha de nacimiento. Decían ser tan amables, que ponían a mi disposición un préstamos de 3.000 euros para festejar mi cumpleaños como yo merecía, según ellos. Sólo una llamada telefónica y ya podía disponer de esa cantidad, sin pedirme avales, oiga. Sin saber cómo, confían en mí ¡qué raro!. Hay alguien que saben todo de mí sin yo tener ni puñetera idea de quienes son ellos. ¿Quién me vigila? me pregunto. No se extrañe usted, amable lector, de que cualquier día reciba una oferta de papel higiénico ya que sabrán las veces que acude diariamente al despacho del Sr. Roca, o cualquier otro producto, "visagra" por ejemplo, porque como conocen su edad, deducirán que le cuesta trabajo escribirle a la cigüeña. Y para colmo, el ojo público que todo lo ve. Cámaras que recogen su comportamiento al volante cuando llega a un semáforo .Le graban si se pasa en rojo, en ámbar, o si lo respeta y para. Si es así, le seguirán observando y calcularán cuantos centímetros de dedo le caben en la nariz y donde deposita usted el producto.

Si se le ocurre protestar, le dirán que no se preocupe porque lo hacen pensando en su seguridad; tranquilos, de que alguien vela por nosotros. Otra cosa es que le roben el bolso a su señora, que le quiten la pensión si es jubilado, o que le roben el coche o el piso. En esos casos, nos dirán que es el precio a pagar por disfrutar de plenas libertades. ¿Para eso tanta vigilancia? ¿Quien vigila al vigilante? ¡Me quiten el ojo de encima, joder!

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