El Palillero

José Joaquín / león

Ley para todos

EN este país hay muchas peculiaridades. Una de las más significativas es que no pocos ciudadanos (y no pocas instituciones) creen que las leyes y las normas se deben cumplir… por los otros, por los demás. Esto se ha vuelto a ver con el Real Madrid en el caso de Cheryshev. Florentino Pérez ofreció una rueda de prensa patética, en la que justificó el error de su club diciendo que no había ningún error. No se habían enterado, por lo que jugó y marcó un gol. Y claro, lo que vino a decir, es que no se sentían obligados a cumplir. Si antes fue eliminado Osasuna, por el mismo motivo, eso es problema del Osasuna, hasta ahí podíamos llegar, que yo soy el Real Madrid, ¿o no sabe usted con quién está hablando? A día de hoy, está clasificado el Cádiz, sí, pero ya veremos lo que dice el TAD.

Mientras, en algunos medios de comunicación, cierta camarilla arremete contra las normas en sí mismas. Dicen que la eliminación de un club por alineación indebida es una sanción desproporcionada e injusta. Sería tan desproporcionada e injusta como la semana pasada. ¿O no lo es cuando se les aplica a otros, y pasa a ser una norma malísima cuando le toca a los tuyos? Cada uno debe defender sus derechos, pero sin pensar que el público es totalmente tonto.

La idea de que las leyes y las normas son para los otros se ha generalizado. En el tráfico, por ejemplo: si uno puede saltarse un semáforo en rojo, se lo salta; pero si lo hace otro, cuando ese mismo va a pasar, se llevará una ración de insultos. En la política, está a la orden del día. Ahí tenemos el caso de Cataluña, en el que la Constitución se cumple o no, según las conveniencias. Y, en los casos de corrupción, son culpables todos los imputados de los otros partidos; y son inocentes todos los nuestros, mientras no se demuestre lo contrario.

España es un país de corrupción porque la picaresca está a la orden del día. Se sabe desde antes de Francisco de Quevedo y Mateo Alemán. El fraude se maneja con soltura. En este caso de Cheryshev, ha sido vergonzoso que algunos listillos defendieran públicamente un arreglo. Sugerían que el Cádiz no lo denunciara, a cambio de una compensación de jugadores, amistosos e incluso dinero. Queridos, eso es justamente la esencia del fraude y la prevaricación: hacer algo injusto, violando las normas. Con el agravante de saber que buscas un beneficio indebido. Si lo justificamos en unos casos, se abre la puerta para el fraude general.

Eso sí, después llegan angelitos diciendo que este es un país lleno de sinvergüenzas. Y se lamentan por la corrupción. Por supuesto, no hace falta decir que los sinvergüenzas y corruptos siempre son los otros.

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