El Pinsapar

Enrique Montiel

Cuando Galicia

CUANDO Galicia, que por un diputado perdió la mayoría absoluta el PP hace cuatro años, y con ello el gobierno autonómico, todo discurrió en términos de normalidad. Era ciertamente un disparate lo que ocurrió pero la Ley Electoral lo bendecía y la costumbre se impuso. La misma situación de partidos que ganan las elecciones, incluso por márgenes amplísimos pero que no alcanzan la mayoría absoluta, se ha repetido en numerosas condiciones a lo ancho de la geografía política española. En todos los partidos. Seguirá ocurriendo mientras no se cambie la ley, se contemple una segunda vuelta. Esta ley es, como lo del Senado y otros temas, materia de reforma constitucional, que nadie se atreve a realizar. Salvo que lo que está ocurriendo ahora mismo en el País Vasco rompa definitivamente las costuras del traje constitucional en materia electoral.

Lo digo sobre todo por el miedo. Que los partidos constitucionalistas ("españolistas" les llaman despectivamente desde el nacionalismo vasco) unan sus fuerzas para aupar a la presidencia de la comunidad autónona vasca al candidato socialistas, que es el más votado de los autonomistas, de los constitucionalistas, quebrando la hegemonía del PNV, en una deriva soberanista y rupturista rechazada por el parlamento español, ha recibido ya señales inequívocas de que ese mundo se va a mover. En la dirección de la violencia, dicho sea de un modo suave.

El miedo es libre y pocos son tan virtuosos del espantajo del miedo como los nacionalistas vascos, expertos en mover el árbol para coger las nueces. Ahora, pues, que ven el principio del final de su hegemonía absoluta sobre las provincias vascas, puede que hagan una cuestión frontal y exijan, contra el fuego del infierno, la permanencia en el poder. O el diluvio. Son así. Pero, muchos nos preguntamos: ¿Se arrugará Rodríguez Zapatero? Quiero decir: ¿Entrará en un proceso de contemporización, de buenismo clásico, dejando que Ibarretxe siga de lehendakari por el bien del convento? Imagino que estarán midiendo al milímetro los pros y los contras. Que los hay. ¿En la bancada del PP habrá la cintura necesaria para poner en pie la experiencia de la coalición con lo socialistas? ¿De qué va todo esto? Aquí en Cádiz, en donde todo se mira baja la luz hipnótica de la tarde, puede que no se aprecie en profundidad lo que se está moviendo en ese mundo pequeño y levantisco, en ese mundo ahora más dramático si cabe.

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