Que la calle Hospital de Mujeres permanezca en completo silencio, con miradas de incredulidad, reproche e incluso odio al desaforado grito de ¡Gol! de un aficionado cadista en la tarde del domingo, es un reflejo sintomático de lo que la afición del Cádiz espera de su equipo para lo que resta de temporada. Poco.

¡Bangoura! ¡El negro! -proclamaba el joven mientras ondeaba su imaginaria bufanda azul y amarilla. Amoscuchá, silencio por fagot... recibía como respuesta de quienes atendían a los Expedientes XXL en la puerta del hospitalito, en las últimas horas del Carnaval 2008 y a pocos minutos de una nueva decepción amarilla en el estadio del Helmántico.

Irreproducibles sus comentarios ante el empate del Salamanca, a poco de concluir el encuentro, que soliviantaron a más de un guapito del chat cuando se entregaba al popurrit en las calles aledañas del barrio de la Viña. Otra jornada sin ganar, y van cuatro.

Sin haber visto nada del encuentro del domingo, salvo la buena jugada de Natalio y Bangoura y el empate salmantino a poco de acabar el partido, el Cádiz lleva bastantes jornadas sin transmitir sensación alguna. Ni de ambición mirando hacia arriba, ni de peligro mirando hacia abajo. Cero grados, ni frío ni calor. Los fichajes invernales no han conseguido, por el momento, transmitir la ilusión que traen consigo a una plantilla que parece aún noqueada por la movida de Baldasano de principio de temporada y que ya puso a la afición con cara de 'este año tampoco'.

Querría ser más positivo. Querría escribir que sólo es un traspié, que esto tiene arreglo y que en tres partidos nos ponemos quintos, y que le vamos a meter cuatro al Alavés el próximo domingo, pero los sueños, sueños son, que ya decía Calderón.