Obituario

Manuel Estrella

Presidente de la Audiencia Provincial de Cádiz

Se nos fue Don Juan

Se nos fue Don Juan. Y con él, un referente para la comunidad jurídica gaditana. Jiennense de origen, Juan del Río llevaba muchos años afincado en la provincia de Cádiz, desde la década de los setenta, y siempre logró ser, desde muy joven, un ejemplo de buen hacer jurídico profesional.

Hombre cabal, tenía un amor ferviente por la Justicia. Estudioso, apasionado aficionado taurino y gran lector de los clásicos del derecho, fue siempre una persona que creía en la justicia de verdad, en la ecuanimidad, en el buen hacer, en no hacer daño a nadie y en dar a cada uno lo suyo. Tuvo la suerte de ser un creyente de verdad, y ello le sirvió siempre para creer en la justicia divina y en dar una correcta orientación a su labor diaria. Ahora descansa con el Padre, pues su fe fue siempre inquebrantable.

Su talante de aparente seriedad escondía una bonhomía extraordinaria. Siempre se ocupó de ayudar al prójimo, de hacer las cosas lo mejor posible y de servir de ejemplo a los que tuvimos algún día la feliz idea de dedicarnos a tratar de impartir justicia lo mejor posible.

Además de un magistrado excepcional y sublime, cuyas sentencias eran ejemplo para todos, lo que le convirtió siempre en un Juez con mayúsculas, yo destacaría siempre de Juan su afán por ayudarnos a todos los que fuimos sus discípulos en los primeros tiempos. Nunca podré olvidar ni agradecerle lo bastante las muchas tardes que dedicaba a todos nosotros para resolver cualquier cuestión difícil, sobre todo en los primeros años de trabajo. En una labor no siempre bien comprendida como es el desempeño judicial, pero no pocas veces harto compleja, él siempre era un referente, técnica y moralmente hablando. En suma, un gran ejemplo.

Yo no solo puedo escribir sobre Juan como preparador de oposiciones, ya que de él no solo aprendí casi todo lo que sé de derecho, sino también como compañero, pues tuve la enorme fortuna de serlo durante años, y sobre todo como amigo, ya que con el tiempo se convirtió en eso, en un amigo de más edad del que recibí mucho sin nada a cambio.

Y fue tan buen juez como padre, marido y amigo, dejando una gran familia numerosa que hoy llora su pérdida y a una gran compañera vital, Isabel, su traje a medida, que tienen la desgracia de despedirlo en unas condiciones inhumanas por culpa de la situación en la que nos encontramos. Pero tanto da, le agradecerán siempre su entrega y amor, y, como las cosas no son fortuitas, las múltiples muestras de afecto y cariño que llevan recibidas, aunque sean a través de las nuevas tecnologías. Es lo que toca y cuentan por igual.

Descansa en paz, Maestro. Lo has dado todo en la vida, has sido un ejemplo sin igual y, ahora, te toca disfrutar de la gloria eterna en la que siempre has creído sin fisuras.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios