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La firma invitada

Alberto Núñez Seoane

Don Arturo: no se vaya, por favor

ES la vieja historia de casi siempre. Es el "triunfo" de la mediocridad sobre el talento. Es el poder del rencor y la envidia frente a la razón y la humildad. Seguro que les suena a conocido, ¿verdad?

Pues sí, don Arturo Pérez Reverte, escritor de prestigio y éxito, académico de la Lengua, brillante articulista y un largo etcétera más de dedicaciones extra que añadir a su currículo; cansado de la insidia de tanta mosca cojonera, ha decidido renunciar al cargo de Comisario de la Exposición: 'Cádiz 2012', que esta ciudad va a celebrar para conmemorar el 200 aniversario de la Constitución promulgada en Cádiz y popularmente conocida como 'La Pepa'.

El puesto se lo ofreció, con acierto, el Ayuntamiento de Cádiz, representante legítimo del pueblo gaditano. Lo complicado era que el señor Pérez Reverte aceptase la oferta, más que por cualquier otra razón, por la falta de tiempo. Pero el cariño que el escritor siente por la ciudad, contrastado, sin lugar a duda, en muchos de sus trabajos, pudo más que cualquier otra cosa y, al final, se decidió a dar el "sí".

Hubiese sido muy difícil, en mi opinión, haber encontrado a alguien que reuniese el prestigio, conocimiento histórico, calidad profesional, cariño y respeto por Cádiz junto a la proyección nacional e internacional que posee el escritor de Cartagena. Este logro, en unión de los medios que se tienen y los que se puedan conseguir, harían del tutelaje del señor Pérez Reverte un éxito garantizado para el acontecimiento que se quiere honrar.

Sin embargo, la mezquindad, triste moneda de cambio con la que los vulgares personajes que, en demasía, adornan nuestra política realizan sus penosas transacciones, hizo acto de presencia, ¡una vez más! Comenzaron a llover, sin cesar, críticas absurdas sobre el nombramiento del escritor y sobre el presupuesto que se le había asignado para poder llevar a cabo su cometido. Parece que para algunos integrantes del PSOE y de IU, las criticas del señor Pérez Reverte a miembros y 'miembras' de sus partidos, pueden más que la idoneidad incuestionable del candidato para el puesto.

Es tan ridículo que sólo un necio o un resentido puede pensar que 174.000 euros, por dos años de trabajo, viajes, hoteles, desplazamientos y el compromiso absoluto de responsabilidad con la Exposición, para un primer espada, como es don Arturo, es mucho dinero. Yo diría que, teniendo en cuenta lo que vale su tiempo y la cotización que alcanza en el mercado lo que escribe, lo que ha hecho el señor Pérez Reverte a Cádiz y a los gaditanos, es un regalo, un regalo generoso y desinteresado, puesto que ese dinero lo puede ganar con mucho menos esfuerzo, en mucho menos tiempo y sin asumir semejante responsabilidad.

Pero claro en España es la puta envidia y el rencor mal sano lo que suele primar sobre la amplitud de miras y la solidaridad, por mucho que, cuando nos hablan, se llenen la boca con palabras huecas que se han de apuntar en una chuleta porque desconocen su significado. Porque son, esos mismos que, por no encontrar motivos razonables, dicen que eso es mucho dinero, los que luego despilfarran los recursos de nuestros impuestos, gestionan con el culo los presupuestos públicos, se apuntan dietas, gastos, prebendas, coches oficiales, tarjetas de crédito, pensiones y jubilaciones excesivas, injustificables, abusivas e insolidarias; los mismos son.

Tengo entendido que el Ayuntamiento de Cádiz va a intentar convencer a don Arturo para que acepte el cargo. Sinceramente espero que, por el bien de Cádiz, de la celebración del Bicentenario y de todos los que podamos ir a disfrutar de la ocasión; lo consiga.

Yo, por si de algo sirviese, le pido por favor al señor Pérez Reverte, que no se vaya, que no permita que la bajeza moral pueda con la lógica y lo razonable. La inmensa mayoría lo queremos aquí, sabemos que lo va a hacer bien y nos sentimos honrados con su aceptación para el puesto. Por todo ello, le ruego: don Arturo, ¡no se vaya!, por favor.

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