HISTÓRICAMENTE, los domingos de Carnaval suelen ser de ruina para el Cádiz C.F. El equipo parece contagiarse de trajín chirigotero que envuelve a la ciudad en estos días y acaba pareciendo una agrupación de las chungas en manos de su rival. Hoy sería un buen día para acabar con esa tradición maldita de las fechas carnavaleras. Un buen día para aparcar el traje de Pierrot (a no ser que el Cádiz le dé por usar hoy la camiseta a cuadros, claro) y dejarse solo el de futbolista, para aumentar distancias con el Ceuta. Un equipo que nunca asciende, pero que siempre está hay dando guerra. Ahora parece un momento ideal para traerse algo más de Ceuta que no sean los tradicionales cartones de tabaco y botellas de whisky. Después de tres victoria consecutivas (con más efectividad que brillo, eso sí) el equipo de José González parece que le está volviendo a coger el pulso a la competición. Parece que es en lo único que tendríamos que centrarnos, porque de césped para adentro la cosa vuelve a estar más convulsa que la siesta de la niña del exorcista.

Antonio Muñoz y sus compañeros accionistas se están quedando cada vez más aislados. Primero fue Enrique Huguet el que mostró su malestar por los comunicados de los propietarios del paquete mayoritario de acciones al margen del club, y ahora es el entrenador el que afirma no haberse sentido valorado por Antonio Muñoz. Eso es algo que todos sospechábamos desde la marcha de José González al Albacete, pero que sea el mismo técnico el que haga estas declaraciones, pues me ha sorprendido para bien, porque el entrenador demuestra su valentía.

Evidentemente, la situación administrativa es completa y absolutamente insostenible. Suscribo plenamente las palabras del entrenador cuando dice que a este Cádiz le van a hacer falta unos cuantos años para cambiarlo por completo. Dice un proverbio chino que un viaje de cien mil kilómetros empieza por un solo paso. Para el largo viaje que espera al Cádiz ya sabemos cual es el primer e imprescindible paso. Un cambio en el accionariado.

Ahora parece que hay rumores de grupos compradores, que incluso se reúnen en New York, como si fueran a comprar los GIANTS de la NFL o los KNICKS de la NBA.

A mí, sinceramente, me da igual quien venga. Cádiz tiene la bendita fortuna de que aquí no se puede especular con suelo, por lo que el que venga le tendrá que ver, casi exclusivamente, color al fútbol en esta ciudad.

El Cádiz es recuperable, claro que sí. Solo hace falta organización profesional, un buen trabajo deportivo y luego… algo de suerte para que la pelotita entre. Un Cádiz bien situado deportivamente es rentable. Máxime cuando la FIFA prepara un plan para que los clubes solo puedan gastar menos de lo que generan, para evitar casos de jeques capaces de pagar por Cristiano Ronaldo cifras inalcanzables para otros.

Pero en fi, dejémosnos de cuentos de la lechera y centrémonos en cruzar hoy de vuelta el Estrecho con tres puntos más en la buchaca. Yo creo que hoy se puede romper la maldición.