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El bestiario

Tito / Valencia

Democracia secuestrada

Sería interesante que los municipios hicieran, en un ejercicio de responsabilidad, un Pleno Extraordinario donde el público tuviese la oportunidad de comprobar en un debate sosegado y didáctico el estado de su ciudad. Esto sería posible en un espacio de normalidad democrática, donde el funcionamiento de la política municipal se desarrollara con todas las garantías de participación y de publicidad. La Ley de Bases de Régimen Local en su Capitulo IV, Art.69 dice que las Corporaciones Locales facilitaran la más amplia información sobre su actividad y la participación de todos los ciudadanos en la vida local. Y en su Título VIII, Art.112 punto 1, dice que las Entidades Locales aprobarán anualmente un Presupuesto único que constituye la expresión cifrada, conjunta y sistemática de las obligaciones que, como máximo, pueden reconocer y de los derechos con vencimiento o que se prevean realizar durante el correspondiente ejercicio económico. El presupuesto coincide con el año natural y está integrado por el de la propia entidad y los de todos los organismos y empresas locales con personalidad jurídica propia dependiente de aquellas. En el punto 3, dice que este presupuesto se expondrá al público. Pues aplicando todo esto a nuestro municipio quedan muchas dudas, serias dudas, de que los isleños tengamos la suficiente información de cómo funciona nuestra ciudad, o mejor dicho, el funcionamiento lo sabemos, pero carecemos de la calidad democrática que debe tener una ciudad moderna. Aquí no se cumple ninguna de las normativas antes citada. No es que estemos instalados en una ilegalidad democrática manifiesta, no, pero sí podemos afirmar que la calidad democrática de La Isla es muy baja y esto tiene como consecuencia el mal estado de nuestra ciudad. Una cosa es proporcional a la otra. Igualmente, podemos afirmar que la baja calidad democrática viene dada por la consolidación de que tenemos el peor Gobierno de toda nuestra historia democrática. Me refiero a la parte política de nuestra Corporación. Y las pruebas existen. No es de recibo que un municipio con cerca de cien mil personas, no tengan sus cuentas estabilizadas. Y no me refiero solamente al robo perpetrado en la caja municipal, sino que no tiene justificación que estemos tres años ya, sin un presupuesto donde los vecinos podamos comprobar donde se gastan los dirigentes nuestros impuestos. Tampoco es posible saber cuál es el déficit verdadero de la ciudad, sin contar los ocho millones que faltan por el robo. Ni tampoco como funcionan las empresas públicas. Es decir, nosotros, los isleños, pagamos unos impuestos que esta Corporación es incapaz de presupuestar. Es imposible saber con las máximas garantías el gasto eficaz y responsable de nuestro dinero. Y tampoco es posible saber qué proyectos hay en cartera. Los Plenos, que debería ser el lugar donde la política se hace mayor, se utilizan para lanzarse dardos envenenados de un bando a otro. Los Plenos de La Isla son para llorar, son la prueba de la falta de imaginación de este Gobierno para gobernar. Los Plenos son utilizados para llevar Mociones que nada o poco tienen que ver con el desarrollo que los isleños esperamos. Y la ciudad necesita información, saber qué se hace con nuestro dinero, de dónde va a salir el dinero para indemnizar a una familia por Bahía Sur, qué pasa con el PGOU, con el Peprich, con las torres de La Casería, con los polígonos, con las relaciones con Defensa. Y podríamos continuar preguntando sobre la parálisis que sufre la ciudad con la garantía de que nuestros gobernantes no nos van a contestar. Este es el estado de democracia que predomina en La Isla.

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