lo que el tiempo se llevó

José Antonio Hidalgo

Cortocircuito gaditano

EN febrero de 1998, el entonces ministro de Industria Josep Piqué se encargó de poner la primera piedra del Centi, un complejo integrado por el Centro Suratlántico de Tecnología y el Centro de Formación y Apoyo a las Nuevas Tecnologías, que debía convertirse en referente de la entrada de Cádiz en las nuevas tecnologías, situándola a la vanguardia en España. El lugar elegido era el antiguo Hospital Militar, comprado unos años antes por el Ayuntamiento, y la inversión final acabó por superar los 24 millones de euros, la mayor parte financiado con fondos europeos y aportaciones del Ministerio de Industria. La falta de dinero dejó para la posteridad la construcción subterránea del Centro de Metrología, un laboratorio que iba a permitir calibrar piezas industriales de todo tipo. Igualmente quedó en un esqueleto, aún hoy visible, el edificio anexo junto a la calle Santa Rosalía, donde se llegó a plantear la ubicación de una nueva escuela de hostelería.

Concluido el edificio principal, el no va más de la tecnología acabó funcionando como un mero contenedor de oficinas públicas donde se organizaban cursos de formación. El Corte Inglés llegó a ocupar más del 85% del complejo, en el 2000, para dar los cursos a los empleados que iban a poner en marcha su nuevo centro comercial en Cádiz.

Pronto, a pesar de la millonaria inversión pública realizada, se asumió el fracaso del proyecto. Antes de su marcha del Ayuntamiento, el entonces edil de Fomento, Fernando Sicre, uno de los promotores del Centi, intentó salvar la papeleta promoviendo la celebración de eventos sociales en parte de las dependencias, especialmente la torre inclinada. Mala decisión. El sarcasmo ciudadano acabó por denominar el edificio como la BBC: bodas, bautizos y comuniones.

Pero ni eso. En 2003 el gobierno local intentó recuperar sin éxito la idea original eliminando cualquier vestigio hostelero. El edificio pasó un largo tiempo convertido en oficinas de distintas instituciones públicas.

Y al final, en 2007, en una hábil jugada el Ayuntamiento acabó por cerrar un acuerdo con la Universidad de Cádiz para ubicar allí la sede del Rectorado. En esa estamos todavía.

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