fernando santiago

Lo que el Congreso nos dejó

Quienes no sabían que Cádiz es singular ahora coincidirán en que este IX Congreso de la Lengua ha sido el mejor de todos

Es preciso tener en cuenta el tamaño de la ciudad. Cualquier barrio de Buenos Aires, México DF, Bogotá o Lima es mucho más grande que Cádiz. De hecho seremos algo así como el 0,002% del conjunto de los hispanohablantes. Una vez establecida la dimensión de la ciudad podemos darle importancia al hecho de haber albergado el Congreso de la Lengua, lo mismo que cuando se reunió en Cádiz la Cumbre Iberoamericana. El prestigio de la ciudad en España y en América está muy por encima de su población, mucho mayor que ciudades con más vecinos que la nuestra. Esto debería ser un motivo para que los gaditanos estemos contentos por la repercusión que ha tenido este Congreso. No sabría decir si las estimaciones económicas basadas en los impactos de los medios de comunicación o redes sociales son acertadas, el caso es que ha sido importante, a pesar de que Mario Vargas Llosa no quiso acudir a la inauguración, que es lo que estaba previsto si se hubiera desarrollado en su ciudad natal. Los congresistas, periodistas y visitantes que nos han acompañado estos días se habrán llevado la idea de una ciudad acogedora y hermosa. Se han sorprendido por el impacto de las palabras en balcones y escaparates, una muestra de la identidad gaditana, parte indudable de la diversidad de la lengua española, lo que la hace maravillosa. Este idioma es el vehículo de comunicación para 600 millones de personas en todo el mundo, la lengua oficial en 23 países de tres continentes y que además crece con ímpetu en los EEUU, lo que nos garantiza un futuro prometedor. Los visitantes de estos días habrán podido confirmar el poder de atracción que tiene Cádiz, sin igual en toda Europa, como dice Arcadi Espada. Se habrán llevado en sus maletas algunos de los libros presentados por las diferentes editoriales, nociones sobre las palabras o la inteligencia artificial, algún recuerdo como las conservas de Petaca Chico. Junto con todo eso, la luz de la Bahía en sus retinas, la hospitalidad gaditana, el contacto con sus colegas de otros países. Quizás se hayan sorprendido por las palabras que con orgullo han colocado los gaditanos en sus balcones y escaparates, los alumnos en sus colegios, los periodistas en sus medios. Si antes no sabían de la singularidad de Cádiz ahora estarán con Luis García Montero en que este IX Congreso ha sido el mejor de todos los celebrados hasta ahora en estos 25 años. Como dice el director del Cervantes, "Cádiz es un bastinazo". Debemos estar satisfechos, a la vez que aplicarnos a la tarea de que las enseñanzas de estos días nos sirvan para el futuro. Cádiz fue grande cuando pensó más en la cultura que en casposas tradiciones, cuando del mar llegaban los barcos cargados con ideas transformadoras.

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