Con la venia
Fernando Santiago
Zambombá
Las gaviotas y las dos soberbias piernas de Hércules, me refiero a las grandes torres de transporte eléctrico entre Puntales y Puerto Real, son posiblemente quienes mejor conocen la obra del gran artista Lorenzo Cherbuy Jiménez. Él las dibujó, pintó, esculpió e incluso las llevó como personajes singulares en los montajes escénicos de Gris Pequeño Teatro.
Heterodoxo, autodidacta y genial. Enemigo de la popularidad, profundo conocedor del arte, filosofía, literatura, teatro, música entre otras facetas, tenía un gran respeto por el impresionista francés Odillon Redon, un artista que afirmaba que su pintura visionaria era el vehículo para revelar la esencia más profunda de un individuo. Pablo Picasso ejerció por supuesto, como persona culta que era influencia en él y todo aquello que caía en sus manos de reconocida calidad que llegara a emocionarlo.
Pero a pesar de lo anterior, su talento brilla con luz propia, cualquiera de sus trabajos son fácilmente reconocibles como propios y únicamente suyos. Puede decirse también que contienen los elementos que rodean a Cádiz y a todo lo gaditano: ironía, fantasía y una sensualidad extraordinaria. Adoraba a la mujer y la representaba desnuda frente a todos, sin rubor alguno, insinuante, poderosa, inquietante.
Amigo de Fernando Quiñones, Pilar Paz, José Luis Tejada, Mario Barasona, Serafín Pro. Pérez-Casaux y otros muchos, casi no se conoce la gran admiración que lo profesaron los grandes poetas Gabriel Celaya y José Hierro.
No sabemos el número de obras que llegó a realizar, pero por el ensayo que he realizado sobre él, donde encuentro unos 900, me indica y creo no exagerar, no creó menos de la titánica cantidad de 5.000 ó 6.000 obras. Alquimista del arte, no utilizaba medios de la industria, se los preparaba personalmente, es para Cádiz, desde Algeciras a Bruselas, Ottawa, Miami o a Oporto, el referente artístico ilustre que engrandece Andalucía y que todos los gaditanos debemos llevar con legítimo orgullo.
Lorenzo Cherbuy nos ha dejado aparte de una ingente producción lo mejor de sí mismo. La vida nos arrebata al maestro sencillo e incansable, pero el arte gana a un genio procedente de nuestras orillas.
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