LA salvación de España es el turismo. Pese a ser un país grosero y maleducado y con un nivel de inglés a la altura de sus modales, tenemos el SOL, que es lo que principalmente atrae a los turistas, que nadie se engañe. El sol y la fiesta claro. Que es lo que hace que los españoles no puedan dormir hasta bien tarde por el ruido que hay en la calle aunque tengan que levantarse a las 7 de la mañana para ir a currar. Quizá en Cádiz sea esta tortura más asumible ya que, con un 40% de paro el gaditano puede estar en la terraza hasta tarde también sin preocuparse demasiado por eventuales madrugones. Pero Cádiz se equivoca al vender turismo de playa, y lo digo ahora que se acerca el verano y mi amiga Cristina Pérez se ha dado su primer baño del año. Quiero reivindicar Cádiz como lugar turístico para todo el año, hay que desestacionalizar el turismo en nuestra ciudad. Habrán oído la muy extendida y ridícula frase de "tenemos la mejor playa urbana del mundo" (¡tomaaaaa! ¡del mundo! ¡Oleeeee! y dicha normalmente por gente que no ha ido a casi ninguna otra, además. Pienso en Copacabana o La Concha...). Por muy buena que nos parezca la playa Victoria (prefiero Cortadura porque no se ven bloques monstruosos detrás), no es precisamente una playa bucólica. El Palmar, Conil o Caños, eso son playas para vacaciones. La playa Victoria no es lo más valioso que tiene Cádiz. Lamentablemente, por la crisis quedamos mal comunicados. No llegó el AVE y tenemos cuatro vuelos mal contados desde Jerez. Pero Cádiz tiene un casco antiguo de los más bellos que conozco, humano y casi sin coches, lleno de vida, de luz, de sol, de comida y de color. Aparte de interesantes visitas. Mientras en Madrid hiela aquí no bajamos de 15 grados... el modelo de Cádiz debería de ser el de escapadas de fin de semana de clase media-alta, que buscan autenticidad, compras y gastronomía. Y no chancleteros que no se dejan un duro y hacen que en La Laguna o el Paseo no alquilen a los gaditanos pisos para todo el año. Feliz Verano.