La Biblioteca de Pemán

A Pemán se le silencia porque no interesa conocer lo que ocurrió en aquellos años. Y no fue un poeta mediocre

En estos días, cuando se sigue hablando y escribiendo de José María Pemán, a la espera de que se pronuncie el Ayuntamiento sobre la lápida, conviene una referencia a lo que más se debería conocer: su obra escrita. Olvidada, cuando no maltratada, como casi todo lo suyo. Las editoriales no reeditan a Pemán. Por eso, muchos caricaturizan su obra literaria sin haberla leído. En 2006, cuando yo era director de Diario de Cádiz, publicamos ocho libros, que formaban la Biblioteca Pemán. Una antología con edición y selección de Ana Sofía Pérez-Bustamante Mourier, profesora titular de Literatura Española de la Universidad de Cádiz, a la que considero la mejor especialista actual en la obra de Pemán, que estudió con rigor. La Biblioteca Pemán incluía tres libros de memorias, dos de teatro y uno, respectivamente, de poesía, narrativa y artículos.

En 2006, cuando se publicó, corrían otros tiempos más boyantes: los periódicos editaban libros y múltiples suplementos, ofrecían promociones de vajillas, pareos o camisetas, contaban con decenas de periodistas trabajando en sus redacciones, y en el caso del Diario llegamos a 200.000 lectores en el EGM. Pemán, que solía publicar artículos en ABC para tener un alcance nacional (y porque era más monárquico que los Luca de Tena), profesaba un gran aprecio a Diario de Cádiz, al que consideraba "hecho y empujado por las dos fuerzas más genuinas de la historia de la ciudad: la independencia y la libertad". Así lo recordaba en el prólogo José Joly Martínez de Salazar, presidente del Grupo Joly, que fue el impulsor de ese proyecto, junto a José María Pemán Domecq y Manuel Guerrero Pemán, garantes de su memoria.

En esa biblioteca se pueden apreciar muchos detalles hoy ignorados. Por ejemplo, como dice Ana Sofía, fue Pemán uno de los principales memorialistas del siglo XX. Se le silencia porque no interesa conocer lo que ocurrió en aquellos años. Y se puede ver que no fue un poeta mediocre, en contra de lo que se dice. Quienes lo suelen decir tampoco son como Juan Ramón Jiménez. Pemán fue un poeta clásico y antiguo, eso es verdad, pero no malo. A mí los poetas que más me gustan de su tiempo son Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, de diferente estilo, pero hay que reconocer sus valores como poeta popular y místico. Por otra parte, el Piropo a Cádiz probablemente es el mejor poema que se ha dedicado a esta ciudad desde que existe la lengua española. Algunos de sus poemas se los sabía el pueblo de memoria, y eso es lo que molesta a sus enemigos.

En resumen: hay que leerlo sin prejuicios, aunque sea difícil encontrar sus libros.

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