CADA año se monta la misma película cuando una asociación, de nombre bastante soso, se pone a regalar y a quitar banderitas azules de las playas de medio mundo y la prensa la trata, a la asociación, como si fuera juez supremo de la calidad costera universal. Alcaldes y responsables del Medio Ambiente aparecen sonrientes o enojados, según ganen o pierdan las insignias, la mar de monas, por cierto. Los ecologistas, sarcásticos o indignados. Los científicos y técnicos especialistas en el tema, con trabajo o sin trabajo. Los turistas y sus hosteleros, escépticos o tranquilos. Los usuarios locales, indiferentes o indiferentes.

Demostrando como nunca su sabiduría popular, los bañistas (o tomadores de sol, o paseantes de la orilla) de la zona nunca hacen caso de ese tipo de galardones. Sinceramente, no conozco a nadie de mi entorno que haya dejado de ir a una playa por no tener bandera azul. Puede que los bares y los hoteles sí lo noten, pero lo desconozco por completo. De la misma manera, no conozco a nadie que haya tenido la idea de ir a La Puntilla porque tenga bandera azul. Habrá ido porque le gusta y ya está.

Luego, cada año se monta la misma película cuando otra asociación, de nombre bastante más rapero, se pone a regalar y a quitar banderitas negras de las playas. La prensa la trata de la misma manera que a la otra en cuanto a veracidad y rigor, por lo que no sabemos quién miente. Alcaldes y responsables de Medio Ambiente aparecen enojados o tranquilos, según ganen o pierdan. Los ecologistas, satisfechos pero disgustados. Los científicos y técnicos especialistas, ni idea, según cada cual, supongo. Los turistas y sus hosteleros, escépticos o tranquilos, como antes. Y los usuarios, indiferentes o indiferentes de nuevo.

Demostrando una vez más su sabiduría, los bañistas, tomadores de sol o paseantes de nuestra tierra no le echan cuenta a estas historias a la hora de decidir dónde pisar arena. Sinceramente, no conozco a nadie que haya dejado de ir al Ancla por tener bandera negra. Y menos conozco a nadie que haya ido a Fuentebravía por tener las banderas negra y azul al mismo tiempo. Habrá ido porque las otras le pillan a desmano, y ya está.

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