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Con la venia

fERNANDO / SANTIAGO

Es lo que es

VIVIMOS en una época de tautologías, redundancias y sobreentendidos. Nadie habla claro no vaya a ser que en un plis plas te recuerden que dijiste no sé qué y no seas capaz de buscar una explicación al cambio de opinión. Así cuando Susana Díaz quiere que el PSOE se abstenga para que gobierne Rajoy repite que los diputados socialistas son los que son, que la aritmética parlamentaria es la que es y cosas por el estilo. Luego nadie le podrá decir que ella propuso la abstención porque jamás lo dijo con claridad. Todos los sabían, los primeros los suyos. Pero no lo dijo nunca. La mera redundancia sirve para cualquier cosa, incluida el futuro de España y del Partido Socialista. Por mucho que Borrell les haya pedido que salgan de la ambigüedad basta con repetir esa frase tan manida. España tiene los partidos que tiene, el presupuesto que tenemos es el que tenemos, la clase política española es la que es. Todo así. Creo que es necesario huir de frases hechas y de circunloquios. Es mejor el lenguaje claro y directo pero la política debe ser mejor con metáforas y salidas por la tangente. Lo ideal debería ser que te entienda hasta la más humilde de las personas pero se ve que de esta manera duras dos telediarios. Lo peor es cuando esa jerga política se traslada a la prensa y sustituimos parcela por pastilla, por poner un ejemplo. Ya para qué decir cuando llegan las lanzaderas de empleo, poner en valor, nichos de oportunidad y toda esa jerigonza que nada dice y nada resuelve. Creo que todo el que no habla claro es porque no tiene las ideas claras. Es usual la metáfora, la sinécdoque o el pleonasmo, aunque la mayoría de los políticos no sepan ni que hablan en prosa. Incluso el colmo de la perífrasis: lo que es, es. No se sabe qué, pero ya ustedes me entienden. A buen entendedor con una cursilería basta. Ahora se resuelve todo con un tuit: me duele el PSOE. ¿Eso qué quiere decir? Vaya usted a saber. Lo normal es que signifique lo de siempre: quítate tú que me pongo yo, pero no vayas a decir que le hago el caldo gordo a Rajoy porque me ofendo mucho y le doy un taconazo a la bata de cola mientras canto "La bien pagá" mientras se oye el ruido ensordecedor de los 300 espartanos.

El caso es que el lenguaje político cada día es más pobre, quizás porque el nivel político es de fontanería para abajo. Aquel que quiera subir un poco el nievel será tachado de pico de oro, de soberbio intelectual ajeno a las clases populares o cualquier otra descalificación peor. La política española es la que es.

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