EL Ave Fénix es un animal mitológico que cada 500 años arde por combustión espontánea, y a continuación renace a partir de sus cenizas. Por eso se emplea la expresión "resurgir de las cenizas" cuando algo que ha ido mal logra recuperarse. El Ave Fénix tiene sus correspondencias en otras culturas. En la mitología hindú y budista se llama Garuda, y está en el escudo nacional de Indonesia siendo además el nombre de su línea aérea nacional. También es el símbolo de Tailandia. En Japón se llama Karuka. En el Antiguo Egipto se llamaba Bennu. En cualquier caso, resurgir de las cenizas es algo común a lo largo de la historia.

Pero la historia también tiene algo que decir. En la temporada 1989-1990 (hace ahora veinte años) el Cádiz estaba en puestos de descenso a cuatro jornadas del final, y ganó los cuatro últimos partidos por idéntico resultado: 1-0. En Tenerife y Vallecas, y en casa frente a la Real Sociedad y el Celta, logrando la permanencia en primera división. Eso sí que fue resurgir de las cenizas y reivindicar el nombre de submarino amarillo. Porque la historia es importante, y sabemos que la historia se repite. Confucio decía: "estudia el pasado, si quieres pronosticar el futuro". Más que pronosticar el futuro, lo que queremos es la permanencia del Cádiz, y estudiando el pasado parece que hay algo de esperanza. Además Confucio (qué gran cadista debió de ser) en las Analectas también habla del Ave Fénix. Quedan siete partidos. Hay que ser invencibles en Carranza y sacar algo fuera. Hay que hacer de Carranza un fortín. A propósito, fortín es la forma de pronunciar el número catorce en inglés, y catorce puntos (fourteen) es lo que necesita el Cádiz para mantenerse. Ya tenemos un plan.