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El Palillero

José Joaquín / león

Apología de la corbata

NO es cierto, como creen algunos indocumentados, que la corbata fuera inventada por los banqueros en tiempos de Franco. Toda la progresía ilustre, incluso la más jipiosa de acampada libre, puede utilizarla sin cargos de conciencia. Su origen se remonta a los croatas en el siglo XVII, aunque otras fuentes sostienen que los egipcios y los romanos ya se anudaban prendas al cuello. Pero fue en la Revolución Francesa donde la corbata se puso de moda. El nombre viene del italiano corvatta, derivado de croata (por su origen), que en Francia se denominó cravatte. Cuentan que los revolucionarios las usaban negras y los contrarrevolucionarios blancas. Políticos de izquierda las han usado a lo largo de los tiempos. Y de derecha también.

Todo eso está en Internet, así como existe amplia documentación sobre los tipos de nudo y modos de hacerlo. Es fácil, como lo prueba que ha resistido durante más de tres siglos, sin contar los precedentes de civilizaciones remotas. ¿Por qué se la quieren cargar ahora? Por culpa de los políticos transparentes y sus asesores de moda.

Gaditanos y gaditanas: no hay que pensar que el enemigo número uno de la corbata es Kichi. A fin de cuentas, el alcalde de Cádiz se compró una en Eutimio y la ha usado, aunque poco. Pero hay que decir que antes y después de él, los concejales del PP (y los otros) sólo la usan en casos de angustia o estricta obligatoriedad. Porque se le ha dado a la corbata un significado así como de señoritos, que no tiene. Es absurdo que algunos políticos no luzcan corbatas y vistan polos de Tommy Hilfiger, o de Burberry, y vaqueros de Levi's red tab, que son más caros y pijos. Tampoco la solución es ir de zarrapastrosos. Ves a algunos concejales en los plenos, y parece que iban a pedir una ayuda social y se han confundido de puerta.

Lo mismo ocurre en algunos restaurantes, donde los camareros están mejor vestidos que los clientes. Dan ganas de sentar a los camareros y que los clientes les sirvan las mesas. Todo por los complejos, y por ir de humildes y campechanos por la vida.

Con las corbatas pasa como con los vaqueros, que las hay de muchos precios. Recientemente, yo he visto una corbata a 1,99 euros en un comercio chino de Cádiz. No me la compré, porque era fea con ganas. Pero en las rebajas se han podido adquirir corbatas aceptables por menos de 20 euros. Un precio que todavía pueden permitirse algunas personas en Cádiz, incluso los concejales y los diputados provinciales. Por cierto, ¿nadie piensa que el sector corbatero también necesita carga de trabajo?

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