Tribuna libre

Félix Rodríguez / Flamencologo

Adiós al cante jondo

HOY día 13 de mayo, hace cuatro años que falleció nuestro amigo y gran cantaor Santiago Sánchez Macías, Santiago Donday. Nació en Cádiz el día 11 de enero de 1932 en las murallitas de San Roque, hijo del jerezano Juan Sánchez Madrugón Seis Reales, fragüero de profesión y buen cantaor y de la gaditana María Macías Moreno, María La Sabina, cantaora no profesional de la familia de los Cigarritos.

Santiago con sólo nueve años dejó el colegio y se fue para ayudar a su padre en la fragua, oficio en el que permaneció hasta dos meses antes de su muerte. Desde muy joven empezó a destacar en el cante por su voz rancia, su compás, duende y pureza. Nunca se dedicó profesionalmente al cante, aunque son muy numerosas sus actuaciones dentro y fuera de Cádiz. Participó en diferentes concursos nacionales en Córdoba, Sevilla, Jerez, etc. En ocasiones, actuaba en reuniones privadas y actos culturales, causando la admiración de los buenos aficionados del cante jondo.

En 1962, en el Concurso Nacional de Cantes de Jerez celebrado en el Teatro Villamarta, le concedieron el Primer Premio de Cantes por Seguiriyas. En aquella ocasión, le aconsejé que se fuera a Madrid y allí sería donde se consagraría y su carrera como cantaor sería de forma magistral, pero su forma de ser no se atenía a regla alguna y prefirió su fragua, las reuniones y las coplas, algo que, en ocasiones, le perjudicó.

Realizó algunas grabaciones con casas discográficas pero, los que lo conocíamos bien, no le damos un sobresaliente a esas grabaciones, ni en las primeras ni en la última pues cantaba mejor, sin duda, inspirándose en el momento, en el ambiente en que se sentía a gusto. También hizo varias veces actuaciones en televisión. Destacó por los estilos de soleá, seguiriyas, martinetes, etc; es decir, por los cantes básicos, los que de verdad tienen pureza.

De Santiago Donday podría escribir un libro de vivencias con él. Las grabaciones que durante años le hice a Santiago para mi archivo dan fe de la categoría cantaora de este intérprete rancio, puro, raro, en el momento que el duende se apoderaba de él.

Con su fallecimiento se acabó el cante jondo y la fragua en Cádiz. Tu recuerdo sigue vivo en la afición. Dios te guarde amigo Santiago.

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