Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Análisis

aNA SOFÍA PÉREZ- BUSTAMANTE

Aquí no hay quien viva

Cataluña es un piso que España quiere comprar y no termina de dar la entrada

Decía Einstein que solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Claro que todo es relativo, empezando por Einstein, pero este es el único enunciado de su física que yo alcanzo a entender. Veo a Pedro Sánchez vendiendo la moto del diálogo con Cataluña, y resulta que solo por querer empezar a hablar les dan a los independentistas un 67% más de dinero de los presupuestos generales del estado. Da la impresión de que Cataluña es un piso que España quiere comprar y no termina nunca de dar la entrada. Con el agravante de que el pisito es de una sociedad anónima que se llama España, pero los inquilinos viven de jugar a propietarios y vender mil veces el mismo burro al estado, que sigue siendo el mismo colectivo anónimo pero cambia de administrador. Este suele ser un listillo o un amiguete del inquilino que va a medias (yo te bajo el alquiler, te hago la vista gorda, y tú me votas en la junta de vecinos). Si el inquilino incumple sus obligaciones económicas, legales y cívicas la comunidad puede denunciarle y la ley puede embargarle el piso y las cuentas y desahuciarlo. ¿Por qué? Por incumplimiento de contrato. Si el vecino no paga, monta pollo, matonea a los vecinos que no le apoyan, chantajea al administrador, difama al propietario, mantiene una conducta hostil, violenta y peligrosa, nos convierte los espacios comunes en un estercolero de hooligans, y, en definitiva, se comporta como un chulo, con más razón y antes debe aplicársele la ley. España viene a ser un proindiviso del que todos los españoles somos herederos, y vivimos de estas rentas. Al administrador actual le cuesta admitir que el estado se fundamenta en el orden, la ley y la propiedad, porque eso le parece carcundia de derechas y él prefiere que lo vean en el pisito catalán como a un coleguilla libertario. Pero los catalanes no quieren abolir la propiedad: quieren, exacta y cabalmente, su piso de alquiler en propiedad. Y no para todos ni para la mayoría, sino para los sedicentes o sediciosos. Habrá que buscar un administrador que sepa administrar y que conozca de antemano el código legal en que se mueve, porque con tanto okupa con ínfulas de propietario aquí no hay quien viva.

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