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El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

El virus arboricida

Los virólogos deberían estudiar el extraño virus que afecta a los responsables y personal del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María. Debe estar en el despacho de la Concejalía; toda persona que lo utiliza, se contagia.

Es un virus que provoca una indescriptible fobia a los árboles; como la rabia al agua. No se sabe muy bien su origen, aunque todos sospechamos quien lo ha introducido. Porque concejales y concejalas pasan, pero el supercontagiador permanece; impasible a los estragos que provoca.

La ola más virulenta llegó con Moresco de alcalde, y con las concejalas Blanca Merino y Marta Rodríguez. Se talaron cientos de árboles en zonas como El Tomillar, Luis Caballero, plaza de Los Geranios o la avenida de Andalucía. Todas quedaron desoladas. También sufrieron las palmeras. El virus provocó que no se trataran contra el picudo rojo, y más de 500 murieron.

Pero la pandemia prosiguió. Nada más llegar el equipo de gobierno PSOE-IU al Ayuntamiento, el concejal Antonio Chacón se contagió, y ordenó la tala del arbolado de la plaza de María Auxiliadora. Y allí está, sin un solo árbol.

La pandemia parecía haber remitido, pero hace unos días comenzaron a talar pinos en la barriada de El Pilar. Advertidos por vecinos, nos personamos algunos ecologistas. Personal de la empresa contratada por el ayuntamiento para el mantenimiento de las zonas verdes estaban talando unos grandes pinos. Resulta que unos vecinos habían pedido al ayuntamiento que los podaran porque sus ramas chocaban con sus pisos. Petición lógica. Pero en vez de podarlos, los estaban talando.

Y kafkiana fue la situación. Nos interpusimos entre los pinos para que no talaran más, y solicitamos al encargado de la empresa taladora que pidiera a algún responsable de Medio Ambiente que se personara para explicar semejante barbaridad. Quien se personó fue la Policía Municipal, que lógicamente desconocía el tema. Cuando le solicitó al encargado de la cuadrilla la orden de tala por escrito, no la tenía.

Al final nos comunicaron que nadie de Medio Ambiente se iba a personar, por lo que les pedimos a los trabajadores que recogieran sus bártulos y no talaran ni un pino más. Y así lo hicieron.

Y seguimos esperando explicaciones de Beardo, Millán y Caraballo.

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