Es julio, vivo en la costa y estoy de vacaciones, pero solo puedo pensar en los incendios, en las temperaturas infernales que se están viviendo, en las advertencias de que puede que este sea el verano más fresquito que nos queda por vivir.

Si fuera algo inevitable, nos debatiríamos entre la adaptación y la búsqueda de soluciones imaginativas para minimizar el golpe. Pero cuando pienso que es nuestra propia actividad la que provoca el cambio climático, sumado a que hemos preferido desoír las consecuencias que tendrían los gases de efecto invernadero (ya a finales del siglo XIX se empezaba a sospechar que las emisiones humanas podían cambiar el clima), solo soy capaz de repetirme lo estúpidos que somos los seres humanos. Estamos aquí de paso y de prestado, pero nuestra soberbia nos lleva a creer que todo el planeta está a nuestro servicio y que su desgaste es una consecuencia inevitable de nuestro progreso. Es de un egoísmo descomunal como seres vivos que comparten el hábitat con otros, pero también como especie que, no solo no evita, sino que parece disfrutar provocando su extinción.

El periodista Peter Miller, de National Geographic, lo explica muy bien tras observar el comportamiento de hormigas, abejas y termitas: mientras que el ser humano trabaja por su propio provecho y el de su familia dejando que el bien de la comunidad se convierta en algo secundario cuando la supervivencia está en juego, la manada inteligente de estos animales trabaja y se comunica de un modo eficiente, toma las mejores decisiones, de modo que las hormigas, por ejemplo, no son inteligentes, pero los hormigueros sí. “Ninguno de nosotros es tan tonto como todos nosotros”, afirma Miller.

Es decir, en nuestro caso y por nuestra supervivencia, no debemos dejarnos arrastrar por las masas ni las modas, ya que estas se mueven por intereses casi siempre económicos e individuales que no benefician al grupo. La rebeldía individual, la asunción de un estilo de vida lo menos impactante posible con el entorno parece que es nuestra única salvación. Elegir productos kilómetro 0, dónde comprarlos, minimizar los desplazamientos, reducir el consumo y las emisiones, reutilizar, reciclar…

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios