El parqué
Continúan los máximos
Hallo en mis lecturas en quijotilandia, cada vez más sarcasmo y menos ironías. La risa bruta y fuerte es resaltada por Cervantes, para, luego, amansarla. Pongo ejemplos, que el que no lee, no aprecia.
La Ironía, el sarcasmo, lo grotesco, lo ridículo, el humor, la sátira son situaciones que nos llevan a la risa, como ocurre en el caso de Maritornes, que según la Real Academia, coloquialmente es moza de servicio, ordinaria, fea y hombruna. Sin.: criada, sirvienta, moza, chica, fámula, asistenta ...Sin embargo, Cervantes, pega el puyazo y retira la pica… "una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta, y del otro no muy sana: verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas; no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera". Es decir, una epístola a los adefesios, aunque, luego, vemos que es la única que se compadece de Sancho tras su manteo en la venta. ¿Habas comidas, habas servidas?
En la aventura de los batanes, cuando el miedo pisa los pasos del terror, sarcasmea Cervantes:
"Y así lo que hizo (Sancho) por bien de paz fue soltar la mano derecha, que tenía asida al arzón trasero (del albardón), con lo cual bonitamente y sin rumor alguno se soltó la lazada corrediza con que los calzones se sostenían sin ayuda de otra alguna, y en quitándosela dieron luego abajo, y se le quedaron como grillos. Tras esto alzó la camisa lo mejor que pudo, y echó al aire entrambas posaderas, que no eran muy pequeñas. Hecho esto (que él pensó que era lo más que tenía que hacer para salir de aquel terrible aprieto y angustia) le sobrevino otra mayor, que fue que le pareció, que no podía mudarse sin hacer estrépito y ruido, y comenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuanto podía; pero con todas estas diligencias fue tan desdichado, que al cabo vino a hacer un poco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo. Oyólo Don Quijote, y dijo: ¿Qué rumor es ése, Sancho? No sé, señor, respondió él. Alguna cosa nueva debe ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco".
Intento nulo de resolver la situación, cuando el miedo se embarca en el pánico. Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo. Sí tengo, respondió Sancho: ¿más en que lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca? En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar, respondió Don Quijote…
Personalmente, a un servidor, como decíamos en el colegio, años ha, la risa sobreviene al lector derivada de la forma de describir determinados hechos del Quijote. Afirmo que toda la novela de novelas busca la risa. Y, afirmo, que Sancho, aparecerá, nunca como bellaco, en Avellaneda y sí como escudero bobo o gracioso, según los capítulos. El sarcasmo navega entremedio y nunca desaparecerá. Don Quijote sucio y no muy limpio. Las muelas arrancadas de la boca, dando una imagen esperpéntica… Definiciones mordidas de sarcasmo puro. "Sí traía –respondió don Álvaro–; y, aunque tenía fama de muy gracioso, nunca le oí decir gracia que la tuviese. –Eso creo yo muy bien –dijo a esta sazón Sancho–, porque el decir gracias no es para todos, y ese Sancho que vuestra merced dice, señor gentilhombre, debe de ser algún grandísimo bellaco, frión y ladrón juntamente, que el verdadero Sancho Panza soy yo, que tengo más gracias que llovidas; y si no, haga vuestra merced la experiencia, y ándese tras de mí, por los menos un año, y verá que se me caen a cada paso, y tales y tantas que, sin saber yo las más veces lo que me digo, hago reír a cuantos me escuchan".
El Quijote pues, sangra el bocado del caballo, pero hace reír al analfabeto y al culto… al poblano y al cortés… Así, siento su historia, siempre.
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