Más locales de comida basura

16 de septiembre 2025 - 07:00

En El Puerto proliferan los locales de hamburguesas y demás comida rápida, todos de cadenas estadounidenses. Comida barata de baja calidad, promovida por una publicidad aplastante.

Cuando llegué a El Puerto, hace ya casi 50 años, abundaban los bares de tapas; se podía ir de tapeo con la familia, amigos o compañeros de trabajo, degustando buena cocina, de la que El Puerto tenía fama.

Las tapas están desapareciendo. Ya hay muchos bares que sólo ofrecen raciones o medias raciones, o sea, a sentarse, normalmente con reserva, y no moverse más. En otros, las tapas se han reducido al mínimo; en un par de visitas, ya las has degustado todas.

En tapas y platos abunda cada vez más la cocina rápida, frías o fritas; poca cocina, menos cazuelas y mucho precocinado. Hay bares en los que el famoso pescaíto frito les llega congelado y ya preparado. Lamentable.

Si alguien quiere degustar fideos con caballa, garbanzos con acelgas, ajo caliente, chocos con papas o lentejas con puntillitas, difícil lo tiene. Si quiere comer una hamburguesa, pollo -o lo que sea- con patatas fritas, o un kebab, seguro que encuentra cerca un local.

Si se pregunta a las personas más jóvenes lo que les gusta cuando salen a comer fuera, ninguna dirá que cazón en amarillo o piriñaca, de hecho, ni sabrán lo que es; casi todas elegirán comida rápida de una franquicia.

La cocina es parte de la cultura de un pueblo, y no es baladí que sean cadenas estadounidenses las que se estén apoderando de nuestra comida e inculcando esos gustos carnívoros de baja calidad. Nos están colonizando y se está perdiendo la memoria de nuestra cocina tradicional. ¿Se han parado a pensar por qué para comer patatas fritas o pollo se lo tenemos que comprar a una multinacional norteamericana? A esos extremos hemos llegado.

La obesidad y la diabetes se están convirtiendo en un grave problema de salud pública. El exceso de grasas saturadas y azúcares tienen buena parte de la responsabilidad, además de generar otras enfermedades cada vez más generalizadas.

Las principales responsables de inculcar hábitos de comida saludable son las familias, pero también las administraciones públicas deben advertir, como con el tabaco y el alcohol, de los riesgos de la comida basura, eliminándola de las escuelas.

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