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De la interinidad de siete días a la estabilidad de siete meses. El gaditano (de Jerez) Antonio Sanz asumió hace una semana las competencias en materia de Salud tras la destitución de la consejera, Rocío Hernández; y este miércoles ha sido nombrado nuevo consejero, el tercero de la rama sanitaria en esta legislatura de Moreno Bonilla, a la que le quedan siete meses hasta las nuevas elecciones.
No cabe duda que Sanz se enfrenta a un reto a priori excesivamente complicado, como es devolver la normalidad a la Consejería de Salud, que ha sido centro de las críticas en los últimos años por el mal funcionamiento de la sanidad pública andaluza (que muchos comparan con el progresivo aumento de la privada) y que terminó de estallar semanas atrás por los problemas con el cribado del cáncer de mama que ha afectado a miles de andaluzas. La mala gestión del SAS se ha cobrado ya dos consejeras, y Sanz aparece como el último clavo al que aferrarse Moreno Bonilla, que no ha debido encontrar otro sustituto para Rocío Hernández y que ha nombrado al primer consejero en los últimos años que no es profesional sanitario. Algo que ha llamado la atención y que ya está siendo objeto de crítica por parte de la oposición política del PP.
Pero dejando a un lado esta empresa excesivamente complicada de mejorar la gestión del servicio de salud, Sanz debe tener encima de su nueva mesa otro expediente que conoce de cerca y que le compromete seriamente. Se trata del nuevo hospital de Cádiz, ese proyecto que no termina de arrancar durante estos años de gobierno del PP en la Junta de Andalucía, pesando como una losa esa promesa cuando estaban en la oposición de que Juanma lo haría.
Una de las voces que en estos años se ha mantenido siempre firme respecto al futuro del hospital ha sido la de Antonio Sanz. Cuando había incertidumbre, cuando la negociación con Zona Franca por el suelo estaba completamente paralizada, cuando surgían inconvenientes, el consejero siempre ha asegurado que el hospital será una realidad. Y siempre que ha habido cualquier cuestión relativa a este futuro equipamiento, Sanz ha hablado sobre ello.
Ahora, el destino ha querido que la mano derecha de Moreno Bonilla tenga que pasar de las palabras a los hechos. De asegurar que el hospital será una realidad, a hacerlo realidad. Porque si como consejero de Presidencia ha insistido todos estos años que era una necesidad y se ha mostrado convencido de que el gobierno andaluz lo hará posible, ahora como consejero de Salud tiene que ratificar esa necesidad, e incluso esa urgencia que ya se le achaca al proyecto.
Por ahora, se encuentra Sanz un convenio que está por ultimar entre Zona Franca y Junta de Andalucía para traspasar la titularidad del solar. Convenio que desde el pasado día 2 en que la Junta (por medio de la consejera cesada) aceptó la propuesta de donación del suelo que debe plasmarse en un documento que están elaborando y acordando los técnicos de una y otra administración, pendiente de esa firma final que, cosas del destino, le corresponderá a Antonio Sanz.
En paralelo, el consejero tendrá que activar la maquinaria burocrática para que una vez ratificada la titularidad de la parcela urbanística y usando como base el plan funcional que según se conoció hace unas semanas está actualizado desde este pasado agosto, empezar con la redacción de los proyectos básico y de ejecución que definirán cómo será el complejo sanitario que lleva más de veinte años esperando la ciudad.
A Sanz se le va a exigir celeridad en todo ello. De hecho, cuando asumió provisionalmente las responsabilidades de Salud la pasada semana el PSOE gaditano ya le pidió el hospital. El consejero es consciente de ello, y los más optimistas creen que al aceptar el encargo del presidente andaluz incluía la construcción del hospital.
Así las cosas, en apenas unas pocas semanas el proyecto sanitario estrella de Cádiz (sin olvidar el centro de salud del Mentidero, que también necesita un empuje que habrá que exigir al nuevo consejero) ha pasado de estar en la más absoluta parálisis a desenredar el primer gran bloqueo con la cesión del suelo por parte de Zona Franca; y la llegada de Sanz a la Consejería de Salud debe servir ahora para relanzar definitivamente un hospital que lleva demasiado tiempo esperando.
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