La espera

Balas de plata

12 de mayo 2025 - 09:51

El otro día vi La espera en Filmin. Pensaba que iba a ser un western español en la profundidad vernácula y, aun siéndolo, resultó ser algo más. Para empezar, en los créditos iniciales leí una sentencia que me maravilló. Decía algo así como que "esta película se ha rodado sin ningún tipo de ayuda o subvención de las administraciones públicas". Ello me maravilló por dos razones: la primera, porque es realmente complicado filmar una peli sin dinero público, por mucha sociedad con beneficio fiscal que montes. La segunda, por la desvergüenza genial de ponerlo allí, para que todos lo lean.

Por experiencia propia, es realmente difícil crear La espera sin una subvención pública. No hace tanto que una magnífica productora sevillana adquirió los derechos de mi primera novela. Teníamos el guión listo, el proyecto, la biblia, hasta el cartel de la película. Pero no pasó la criba del comité. Aunque éramos optimistas, se produjo un cambio importante en los criterios valorativos: las películas de acción, violentas, negras, cedían los puntos frente a las comedias familiares, para todos los públicos, con viaje en tren o no.

Algo así le ha debido pasar a La espera. Una vez que vi esa cita inicial me planteé por qué razón la habían castigado sin subvención: una vez vista, lo comprendí: el animalismo y el feminismo eran atacados tangencialmente. O sea, prohibidos los daños a animales y los guiños a Adán, Eva y la manzana prohibida. Y la violencia, explícita o implícita. Dan igual los homenajes velados a Alex de la Iglesia o el papelón de Víctor Clavijo, que si lo hubiera hecho Javier Gutiérrez hubiera ganado el Goya. Si hay red flag, no hay money bag.

Esta es la España que estamos sufriendo desde hace tiempo ya. La de la inquisición progre y las filtraciones de charlitas de WhatsApp. Al cabo de dos años entendí que iba a ser prácticamente imposible que se hiciera la película de mi novela, más que nada porque posteriormente la productora habló conmigo de la posibilidad de hacer una serie y de que planteara la primera temporada. Mientras cada mes se estrenan cinco o seis comedias familiares, románticas, de enredos, etc, también lo hacen series de abogados, de criminales, de narcotráfico y trata de blancas, de gente sureña auténtica. Y muchas de esas series o películas están basadas o inspiradas en novelas de temática similar a la mía, así que todo es cuestión de suerte, al final.

Lo último que he sabido es el esfuerzo que está realizado un amigo que cree firmemente en este proyecto televisivo y que se encuentra buscando financiación para comenzar en el mundo cripto. Ojalá cuaje, ese u otro camino, y mis novelas de abogados lleguen a una plataforma televisiva conocida y popular. En el improbable caso de que esto ocurriera, lo prometo: en los créditos iniciales de la peli o del primer capítulo dejaré grabada una bala de plata con el nombre impreso de aquel al que estaba destinada. Yo seguiré esperando.

stats