Enredado en las redes

08 de octubre 2025 - 06:59

El ansia de vivir está unida al ansia de destacar. El ego, hasta el más egoísta, es la separación desde sí sobre los demás, elevando su singularidad. Existe desde la cloaca al altar. Desde la mediocridad hasta la excelencia subliminal. La investigación hoy, como en todos los tiempos, pasa por el y tú menos. Yo soy admirativo esencial. Cuando me gusta un trabajo, un relato, una tesis, lo digo y ya está. Y no me lo perdonan.

Pobre Cervantes. No tiene paz en el mundo. Ahora maricón o marión o nefandario, como se esgrimía en el diecisiete, otrora sin estudios, leyendo hasta los papeles hallados en las calles, transcriptor de un morisco aljamiado o no, sospecha de converso sobre él, impotente en amores, por culpa de los siete meses de hospital tras Lepanto, por supuesto después de Ana Franca. Amantes después de casado: ninguna y ninguno. Las mujeres públicas, repugnantes. Una hija a quien mantener y casar. La vida en su casa, rodeado de mujeres en Valladolid o de parientes de su mujer en Esquivias, parece haberle sido incómoda. En Lepanto ¿perdió la mano y la virilidad? Cinco años y un mes cautivo en Argel. ¿Cervantes, gafe? ¿Cárceles en Sevilla, Valladolid, Castro de Río o en ambas Argamasillas? Más saldrán. Y, ojo, el asesor de la película El Cautivo, el catedrático de la Complutense, doctor en Filología, José Manuel Lucía Mejías, destacado Cervantista, asesor de El Cautivo y escritor en Plaza y Janés con su Cervantes íntimo y quien matiza que no hay prueba alguna de nefandarismo argelino en Cervantes.

Existen trolas, bulos, engaños. Pero Don Miguel es el escritor sol, el Amón Ra de los creadores. Más vivo que ninguno, siempre. ¿Qué tiene que ver el culo con las témporas? ¿Va a disminuir su calidad literaria absoluta?

España ha pasado de ser una unidad de destino en lo Universal a una diversidad definida y feliciana, tal que así: "la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura". Cada persona que busca la cultura para ascender, casi nunca respeta a sus, considerados por él, oponentes. Busca placas, calles, libros, loor, glorias. ¿Cómo? Ocultando, denostando, insultando, pero nunca estudiando y escribiendo.

La fama, el reconocimiento, la presunta inteligencia hay que sepultarla. Cervantes está vivo. Vivo como no lo ha logrado nadie más, nunca. Esto no se reconoce así. Al pobre lo han hecho pobre, resentido, odiado, anulado… sospechoso de ser judío, estafador, soberbio, homosexual, el llamado pecado nefando por la Inquisitio, y, por supuesto, jugador de naipes, ya que Robles, su impresor, tuvo una casa de juegos. La homosexualidad no es un prejuicio; es una orientación sexual, mientras que la homofobia sí es el prejuicio. Sometido a interrogatorios sobre su cautiverio. Blanco Paz, que se definía por comisario de la Inquisición, lo acusaba de hacer “cosas viciosas, feas y deshonestas” Y de nuevo se citan enfermedades y virilidad depuesta.

Es, por lo visto, necesario usar el azadón, la pala y el palo. No disfrutar con las novelas, las biografías y la lectura esencial del Quijote que mejora con la edad, como los vinos más caros, de una vez en otra. El Quijote, es el tahalí de Cervantes. El que está vivo y hace pensar. Lo demás, viento triste, como escribiera Lorca. Cervantes vive aunque lo invada la avispa velutina. Vincit qui patitur. El que aguanta, gana.

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