A estas alturas habrán escuchado miles de chistes sobre los problemas de insomnio de Pedro Sánchez y mira que yo al muchacho le entiendo. Cada uno no duerme por las cosas más inverosímiles. Un programa de radio abrió sus micrófonos a los oyentes y la gente, mintiendo, decía que no dormía por el desencuentro de la izquierda, el cambio climático, Donald Trump o el precio del petróleo. Una oyente fue más sincera y dijo que sólo había dormido dos horas porque no sabía cómo iba a solucionar el destrozo que el horno le había hecho a su pastel de limón. Mira tú, sí que me lo creí. También me puedo creer que hay gente que no duerme por la deuda que tiene con el banco, por que en la rueda de la vida sacó la piedra negra o porque dormir es una paraíso inalcanzable. No viene a cuento ahora contar las cosas que me quitan el sueño. Por supuesto no la política nacional. Me da sueño.

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