El parqué
Continúan los máximos
Admito como vicio confesable el consumo irónico de redes sociales, contenidos que me enervan, que desearía borrar de mi mente aunque en ella permanezcan flotando días y días, como la mierda estancada. No seré yo el que se parta la cara defendiendo la mala praxis en mi profesión, que haberla, hayla cuando el servicio público del periodismo deviene mera anécdota; terminaría demacrado ante la tozuda realidad desinformativa. Pero resulta hasta enternecedor observar desde el púlpito online a todólogos en esto de la equidad en las relaciones asegurar que el auge del pensamiento de derecha extrema en los adolescentes viene de la manipulación mediática. Esos jóvenes aprendices de la vida buscarían, en cambio, la “información libre” en la Red de Redes, que como sabemos carece de sesgo alguno, espuria intención o interés comercial e ideológico detrás. El consumo irónico entretiene, pero la estulticia supina horroriza.
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