El parqué
Continúan los máximos
Me desayuno, como el que se constipa de súbito, con la siguiente noticia, despropositada, que me convierte en estupefacto en el acto. (La palabra estupor viene del latín stupor, stuporis (aturdimiento, pasmo, torpeza, embotamiento). Ferpecto, ansí me siento. La Razón, diario, nos ofrece, lo que ahora, algunos, llaman cultura. Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, tras la polémica desatada en el reciente congreso de la Lengua, en Arequipa, propone, reescribir el Quijote en lenguaje woke, con la intervención de la inteligencia artificial. El periódico ofrece el posible engendro. "En un lugar del opresor Estado español, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía en una casa legítimamente okupada un hidalgo, hidalga o hidalgue –que de su (auto) percepción sexual no tenemos constancia– de los de 'tote bag' a lo Monedero, kufiya antigua, bici de segunda mano y galgo (afgano) corredor –por supuesto, adoptado de un refugio o santuario animal 'friendly'–. Una olla de algo más de quinoa que de aguacate, humus las más noches, salchichas de tofu los sábados... y algún nabo de añadidura los domingos".
Duele. La cultura se resiente según el concepto de cada uno y de su uso. Según los políticos, que aman al presunto pueblo pero al que no le ofrecen ni educación, ni cultura ni bienestar, ni sanidad, ni…solo palabras engoladas en sus labios para que engorde la mentira. Duele, ya digo.
¿Esto qué le suma o ayuda a Cervantes? A pocas fechas de la conferencia de Cristóbal Sliwa en Alcalá, donde demostró que Cervantes, el que fue esclavo en Argel, recaudador para el aprovisionamiento de galeras y fronteras, y alcabalero del Rey del Reino de Granada, que tenía los títulos de comisario del Rey para asuntos secretos y reservados y Juez de Comisión con vara alta de Justicia del Rey, entre otros cargos, era impensable que careciese de estudios. Todo opuesto al estudio de los cervantistas oficiales, incluyendo a Muñoz Machado y al director del Cervantes.
¿Ha leído el Quijote? Hay gente que escribe y no lee. Que se toma la lengua muy a la ligera. Qué importan los demás. ¿Quiénes son los demás? El desprecio fluye en sus palabras. El Andamiaje que sostiene el Quijote, andamiaje verbal, constituye el encanto de la novela de novelas. Su subliminalidad. Su interior. Su humor, su encanto emana de cómo está contado. No sé cuántos miles de Cervantistas, leen, releen, escrutan e investigan. Es la única novela viva de verdad, a través de los años, a través de la lengua.
El estupor que siento por el estupro de García Montero, me hace sustituir en burla, un rasguño del prólogo, que tanta gente conoce y que suena así: "Desocupado lector sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento".
Duele. Lo reduzco al caló, que Cervantes conocería en las Almadrabas de Conil y Zahara, donde se cursaba el Finibusterre de la picaresca.
Desocupado nacardaor, sin sindicabaneto me agilé panchabo que camelase que este armensillé, como chorri de chaneleri…Más o menos, horripilum Cultura de nadas y de nadies, sin cíclopes ni Ítacas, y sin el genitivo de Zeus. Y todo en nombre de Cervantes, Amén.
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