El carnaval se hacía presente en nuestras calles y el pueblo se echó a ellas llenándolas de ambiente.
Me da mucha pena y rabia a la vez cuando de camino al centro, andando, veo que nuestro Puerto, por más que queramos, nunca está a la altura.
De nuevo vi, por mucho que me cueste decirlo, un centro abandonado. Aceras que parecen senderos de un bosque lleno de hierbas. Calles que son un campo de minas de heces caninas. Civismo y ciudadanía también faltan para evitar este último hecho.
No sé el motivo, no sé si es dejadez, falta de presupuesto o falta de personal, pero si leemos noticias del estilo de que El Puerto se consolida como destino turístico durante todo el año, es motivo suficiente para ponernos las pilas.
Cuidar estos detalles, es algo vital. Cuando recibes visitas en tu casa, siempre intentas tenerla impoluta; pues igual debería pasar cuando nuestro Puerto recibe a forasteros y también lo digo para que nosotros, los que pagamos nuestros impuestos, nos sintamos aún más orgullos de nuestra ciudad y la enseñemos sin complejos.
No voy a negar que estemos creciendo a nivel ciudad, recuperando el sitio en la Bahía que nunca debimos de perder, pero no debemos fallar en la básico, en la limpieza.
Otro asunto a tener en cuenta, viendo las temperaturas que en pleno mes de febrero estamos teniendo, es la escasez de arbolado con el que nuestro centro se está quedando. No se repobla nada y con ello no creamos sombras para amortiguar las temperaturas en nuestras calles. Y en el caso en el que sí se realiza repoblación, al tiempo, queda en muchos casos abandonada, llegando incluso a secarse.
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