Estaba clarísimo que aun siendo las hermandades de los primeros colectivos en dar ejemplo a seguir sobre cómo actuar ante esta situación y tomar decisiones serias, la polémica, a los pocos días estaría servida.

Veo entrevistas a directores de bandas, decisiones o recomendaciones de Consejos de Hermandades, todos intentando ver las cosas desde “un bien común” pero sin que a nadie le afecte, menos que a ellos mismos, o que este tema no les salpique más de la cuenta.

Es una situación muy difícil, más bien crítica, en la que todos debemos estar unidos, al igual que todos hemos tomado conciencia para permanecer en casa estos días.

Al igual que las familias, las economías de las hermandades son diferentes de unas a otras, por eso lo que haga una no es trasladable a otra ni mucho menos. Estos días no falta tiempo para ver en las redes sociales las decisiones de las grandes hermandades, donando las cuantías de sus papeletas de sitio a las obras sociales de cada una de ellas, cosa que aplaudo y ojalá todas pudiesen hacer lo mismo.

Pero también hay hermandades en las que esta situación puede generar un autentico caos económico, ya que ni siquiera se había comenzado con las papeletas de sitio y sus economías son delicadas.

Muchos colectivos son los afectados, gremio de las flores, cererías, imagineros, bordadores, bandas, todos y cada uno de ellos van a sufrir esta crisis que estamos viviendo y por eso todos debemos ceder un poco.

¿Y los hermanos? ¿Cuántos hermanos conocemos que están en situaciones de ERE o ERTE? ¿Quién es capaz de pedirles a estos hermanos que paguen su “simbólica” papeleta de sitio?

He visto en redes contenedores de basura llenos de flor cortada, hermandades que guardaran la cera para el año que viene (con lo que el año que viene no pedirán) y presupuestos de artesanos que se ajustarán para que las hermandades poco a poco puedan sufragarlos.

Todos tenemos que poner de nuestra parte, en la medida que cada uno pueda, para que salgamos de esta lo menos afectados posible.

No dejemos que esta situación nos haga enfrentarnos, hagamos de ella una posibilidad para que los lazos sean más humanos y menos comerciales.