El aire limpio

El aire más limpio de España, lo repito, como si se pudieran paladear las palabras

Lo releí. El titular del Diario que hablaba del aire limpio de la Isla, el más limpio de España. Que lo ha dicho una Agencia europea, o sea, que se trata de ese tipo de verdad que lo vale todo. El aire de la Isla es el mejor aire de España. Fin de la cita. Pero, ¿y eso? Eso es así, hay dos vientos que llegan cada tiempo para barrer el aire, el poniente del mar, el levante de Medina Sidonia y Paterna de Rivera, de por ahí, pero que llega de muy lejos, como la lluvia que no llega, no llega de muy lejos. Uno es aire húmedo y fresco, seco el otro. El resultado es nuestra casa limpia, el aire limpio, el agrado de respirar mientras, por ejemplo ahora, oigo a Chopin, su Nocturno in E Minor de la Opus 72, el número 1 (Hélène Grimaud). Quienes me leen fuera de este ámbito señalado como el de aire más limpio de España, tienen derecho a saber también de mi amor a Chopin, a sus nocturnos, y a Satie, a la Música inspirada, que es como el viento que sopla, el aire más puro.

Curioso que en estos días de devastación, donde se trata de ganar destruyendo al adversario, surja una noticia así, verdadera medalla que poner a los responsables a los que se les endosan todos los dramas, las cosas mal hechas, las a medio hacer. Si lo perseguido era esto, este aire, y se ha logrado, deposito mi ofrenda en este altar de la patria chica que oficia para la familia que somos los cañaíllas, alcaldesa. Con mi gratitud. Quien cuida el aire es seguro que cuida también el agua que ahora escasea y saca de los templos a los Cristos, a las Vírgenes a las que se les pide agua, Señor, agua, por el amor de Dios. Porque esto es de siempre, cuando ya no hay nada, no responde nadie, es cuando nos dirigimos al Señor, al Cristo, al Dios omnipresente que nos enseñaron entonces, la razón última. Con una rogativa, una imagen sobre los hombros de los esforzados cargadores.

El aire más limpio de España, lo repito, como si se pudieran paladear las palabras. El aire más puro de España. Transparente, que se pudiera cortar con un cuchillo de lo invisible. Es el aire desprovisto de todo lo que no sea aire, oídme. No hay microgramos de nada, es sólo aire. Y el aroma lejano del mar amado. Ahora nos falta el agua y las buenas intenciones, salir del domingo del atolladero con los verdaderos deseos, las urnas llenas a rebosar. Todas nuestras voces para hacer el pueblo grande, de aire limpio, de luz, de paz. El sueño cumplido.

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