Agosto

13 de agosto 2025 - 11:31

Agosto, el caluroso mes de agosto, ya no es lo que era, un mes caluroso, de bulla, de frenesí por llegar al final del verano, apurando las vacaciones, y la ciudad pendiente de los Toros, y a la espera de la Patrona. El cambio de agenda, no climática, marca nuevos hábitos, objetivos y destinos. Ese turismo taurino que venia cada fin de semana a las corridas de abono, ahora se conforma con un par de fines de semana; como siempre, el principio del curso escolar, que a todos se nos antoja lejano, obliga a empezar con los preparativos a mediados de mes, libros, uniformes, matrículas, adaptación para que los escolares no sufran el síndrome postvacacional que merme su rendimiento, y un sinfín de nuevas modas que hacen de agosto un mes difícil.

Sin embargo, en un esfuerzo por exprimir el limón, el teatro, los conciertos tipo cabaret, y un ya no tan nuevo destino para el coso, parecen intentar salvar el mes de agosto. Como siempre, para gustos… colores, y para colores… amargados que encontrarán algo que afear al turismo que se avecina, porque la segunda quincena de agosto la aprovecha otro tipo de turismo, el que se puede permitir el lujo de viajar hasta en septiembre y octubre. Cambiaremos la crítica del turismo de borrachera hacia la del turismo pudiente, el que sube el nivel de vida de El Puerto, el que va al teatro, el que no va al Puro Latino y prefiere cosas mas clásicas, un turismo que prefiere eludir el Mercadona, que prefiere mear sentado en su inodoro, pero que molesta ocupando aceras, tirando de la cisterna o aparcando el coche.

Agosto, ese mes híbrido donde en su hemisferio comienzan a convivir los últimos normandos invasivos con los renacentistas elitistas, diluyéndose unos en favor de los otros, aunque, gracias a Dios, los amargados nos ofrecerán esperpénticas críticas, que poco a poco resultan, cada vez más, tan ridículas que ya no llaman la atención, y generan no ya ni hastío, sino indiferencia. Y es que ya estamos en la rampa de salida de este verano, cuesta abajo, camino de la Patrona, con sus críticas por el exorno, el gasto o los colores de las medias de las señoras de mantilla, que no salen, pero bueno, hay que quejarse, y todo vale. Vivamos lo que nos queda de agosto disfrutando, y como siempre, esperando la tranquilidad de los meses que se avecinan, disfrutemos, más y mejor, de una ciudad que le gusta a muchísima gente, sobre todo a los de aquí.

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