Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Análisis

Manolo Fossati

Ridículo

Con las farolas de la playa, la responsabilidad de la empresa parece evidente, pero ¿cuál es la de la parte política, la de los elegidos por nosotros para evitar que ocurran estas cosas? 

Nada, o casi nada, puede enmendar ciertos ridículos. Algunos, muy menores, como el de ese "camión-carroza-caseta de feria" que regaba burlas a su paso, son casi disculpables: se pide perdón, se retira y ya está. O no, pero ya lo veremos. Lo que no tiene perdón es el fiasco de las flamantes farolas de la playa de Camposoto, llamadas ridículamente 'sostenibles' cuando no eran capaces de sostenerse en pie frente a un levantito de nada. El resultado es que hubo que retirarlas prácticamente antes de que empezaran a funcionar. La explicación inexplicable dada por el Ayuntamiento es que el diámetro de los báculos era menor que el previsto en el proyecto aprobado.

Todo lo anterior nos lleva directamente al menos a unas cuantas preguntas: ¿La empresa adjudicataria intentó engañar ahorrando al colocar unas farolas que no se correspondían con lo pactado? ¿Nadie comprobó en el Ayuntamiento que se cumpliera el contrato? La responsabilidad de la empresa parece evidente, pero ¿cuál es la de la parte política, la de los elegidos por nosotros para evitar que ocurran estas cosas? A los políticos les suele pasar que les faltan medallas que ponerse cuando presentan las bondades de un proyecto o una obra y, si algo falla, rebuscan por los rincones para hallar culpables, en los rincones más lejanos si puede ser.

La gente suele ser inmisericorde con estos fallos, el espíritu crítico es algo que no hace falta promocionar cuando la metedura de pata es clamorosa. Utiliza el Ayuntamiento para explicar su actitud en este caso un término precioso: dice que ha sido "proactivo". Pero la definición que la Real Academia Española da de este adjetivo le contradice, puesto que habla del "que toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos". En todo caso, se evitó lo que hubiera sido un desastre: que se hubieran caído. Pero no parece que la autoridad municipal se anticipase mucho a la colocación de unas farolas que resultaron ser gatos antes que liebres.

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