La historia es maestra de la vida solo si le dejamos que nos diga la verdad de lo que pasó. Si la manipulamos para que nos diga lo que queremos oír, no.

Goya representa nuestra historia pintando a dos hombres golpeándose brutalmente con gruesos garrotes. ¡Las dos Españas!

Pero, afortunadamente, ha habido otro modo de ser español: hombres y mujeres que han buscado para nuestro país un horizonte de encuentro, de concordia, de acercamiento entre diferentes. La 'tercera España'. Esas personas merecen nuestro agradecimiento y homenaje.

Entre ellos creo que debe figurar don José María Pemán y, por ello, creo que su memoria no debe ser ocultada a la ciudad de Cádiz. La existencia de la persona no la recoge una foto de un momento concreto, sino la película de toda una vida y el sentido de la misma. La vida de Pemán, con sus luces y sombras supongo, permite ver su progresivo apoyo a escenarios de concordia y libertad para España y cómo ello le llevó a tender puentes con antiguos adversarios.

En una magnífica exposición que hubo en la Casa Pemán en octubre del 2006 encontré testimonios que hablaban de esa reconciliación. Fernando Arrabal escribía a Pemán en 1961: "Me alegró mucho recibir su carta. Pienso que hace solo 25 años nos hubieran separado discrepancias insuperables y hoy Vd me llama 'mon cher confrère' y yo a Vd, con satisfacción, 'mi querido colega'. Deseo que siempre podamos saludarnos cordialmente. Arrabal".

En 1962, decía Gabriel Celaya: "A José María Pemán, porque a pesar de todo lo que nos separa, creo en la reconciliación nacional". Y en 1966, León Felipe: "A José Mª Pemán. Sé que es Vd muy bueno y muy generoso. Yo quisiera ser amigo de V y le mando este libro con un abrazo cordial".

España es fruto de ese esfuerzo de acercamiento y reconciliación. Saber que eso es posible es tarea para nosotros y herencia para nuestros hijos. No hagamos desaparecer los nombres de quienes así hicieron porque recordarlos nos desafía a seguir esa senda.