Análisis

Enrique Montiel

Residencia Dr. Martín Almeida

El novelista vive la vida de los otros, el articulista proyecta los deseos, lucha por su idea de lo justo. Casi nunca triunfa. Lo que en la novela es un trabajo arduo que algunas veces da sus frutos, en el periodismo de opinión está claro que no. Ni pellizquito de monja la mayoría de las veces. Los poderosos se salen con la suya y en algunos países, como México recientemente, cobran en sangre las insolencias de los periodistas que opinan e informan. Pero al menos en el título de este Calle Real quedará reflejado un deseo de decenas de años: que la residencia de ancianos de la Cruz Roja se llame Residencia de la Cruz Roja Dr. Martín Almeida. Algo tan elemental y justo para mí, no ocurre, no ha ocurrido. Algo hemos hecho mal, no nos cabe duda. Digo las miles de personas que conocemos al Dr. Martín Almeida y sabemos de su esfuerzo incansable para que San Fernando tuviera un geriátrico, lo que al final logró batiéndose el cobre con unos y otros. ¿Es esa la razón por la que el pleno del Ayuntamiento nunca ha aprobado una moción para que llevara su nombre lo que fue su destino y su razón de vivir? Atención que no hablo de estos tiempos de Patricia Cavada, porque ninguno antes (que yo sepa) hizo un movimiento en el sentido de lo justo, de lo que se le debía a Jesús Martín Almeida, un hombre siempre sereno, afectuoso, estupendo médico, que vino a nuestra ciudad desde su Castilla natal para curarnos y dotarnos de una residencia geriátrica que fue siempre necesaria, muy necesaria.

Puede que tenga que ver con la indolencia que se nos atribuye, este cierto carácter de sentarse en la puerta de tu casa para ver pasar el cadáver de tu enemigo, que eres tú mismo, pues rara vez te movilizas, exiges lo que crees obligatorio, peleas. Puede que esta sea la razón por la que desde hace mucho no se llama Residencia de la Cruz Roja Dr. Martín Almeida la residencia sin nombre que Jesús Martín Almeida logró construir. Es por esta convicción por la que dejo testimonio escrito, dejo un dato importante para el futuro, para que algunos un día lo sepan, tengan este hilo para tirar hacia los misterios de las cosas que fueron sucediendo entre nosotros. Inexplicables en términos de cicatería y ruindad.

He sabido que Jesús Martín Almeida ha vuelto hace pocos días del Hospital Universitario. El Rey Juan Carlos lo llamaría el taller, término de su campechanía habitual. Ha vuelto a su casa de la calle Real. Siempre le deseo la salud y le guardo una gratitud y un cariño de verdad. Seguiremos reivindicando su nombre y su obra.

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