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Análisis

rafael duarte

Mes de la muerte

Muchos poetas elogiaron la muerte como rito, la inmolación de la juventud

Ayer, con el mes de la muerte en el pensamiento, quise recordar la cultura de la sangre, que es España. Desde las Coplas manriqueñas del Bachillerato, ¿Verdad Traverso, verdad Julián? Al yo quiero ser llorando el hortelano y las desalentadas amapolas, y a los versos de pálida niebla becquerianos. Pero claro, siempre te sale Lorca con sus versos a la muerte de Sánchez Mejías. Esa espuerta de cal ya prevenida, ante las banderillas de tinieblas. Versos fuertes, serios, inmortales todos. La muerte del torero, lleno de vida y valentía siempre conmocionó a las masas.

Muchas más muertes de toreros fueron eco de versos posteriores. Manolo Machado, Gerardo Diego, Jean Cocteau, Alfredo Marquerie, José García Nieto, muchos elogiaron la muerte como rito, la inmolación de la juventud, epítome de la fugacidad de la existencia, el azar o el fatum. Seiscientos poemas a la Muerte de Manolete llenan la Antología del Siglo de Oro de la poesía taurina.

Pero hubo una muerte que fue narrada, contada, escrita en directo. Talavera de la Reina, donde trabajase como abogado Fernando de Rojas, no es famosa por eso, es famosa por la muerte de Joselito el Gallo. Su muerte la situó en el mapa. Gregorio Corrochano, que era talaverano, cronista, dramaturgo y novelista, lo acompañó esa tarde y lo vio morir, en un mano a mano con Ignacio Sánchez Mejías y con Miguel Cousé, como sobresaliente de espada.

La muerte en directo en mil novecientos veinte, la acerco a los lectores, porque entonces todo era distinto para fotos y noticias. "Más tarde le indiqué que el toro era burriciego; él me dijo que había perdido la vista el toro en los caballos. Y salió a matar. El toro se defendía y estaba bronco. José medio lo dominó con la muleta, y el toro se fue a las tablas, cerca de mi barrera del 1. Oí perfectamente que le decía al Cuco dos veces: "Quítate, Enrique, que está el toro contigo, y por eso no toma la muleta". El Cuco se cambió de lugar. Joselito lo sacaba con pases de tirón, muy trabajosamente, pues el toro apenas le embestía. José que estaba muy cerca, dándole con la muleta en la cara, se retiró; y entonces el toro, acaso porque le viera mejor por el defecto de la vista ya apuntado se le arrancó fuerte y pronto, inesperadamente, en un momento en que el torero no hacía nada, sino que se disponía a hacer. A José, a quien indudablemente le sorprendió el toro, no le dio tiempo de nada, ni de darle salida, ni de quitarse de allí, a pesar de sus facultades. No hizo más que adelantarle la muleta para taparle y parar el golpe. El toro le cogió de lleno, le enganchó por el muslo derecho, y en el aire le dio una cornada seca y certera en el bajo vientre, como las que había dado a los caballos. Cayó José mortalmente herido, se contrajo y el toro le derrotó en el suelo pero no le recogió. Cuando le incorporaron me miró con cara de angustia, y me señaló con la mano la ingle, al mismo tiempo que se recogía los intestinos, que le asomaban".

Emoción. Narrativa. Subjetivismo y realidad. Literatura actual en ABC. Crónica de la muerte, que Gerardo Diego musificará: Fragilidad, silencio y abandono. Cobra el gentío un alma de paisaje mientras siente el torero hundirse el trono y apagarse las luces de su traje.

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