Análisis

Juan Martín Bermúdez

Lluvia de irresponsables

Las agencias de noticias, redacciones de medios de comunicación, cadenas de televisión y periodistas no dan abasto estos días cubriendo las historias que han dejado atrás las últimas lluvias. Los políticos se afanan en buscar la foto más impactante junto a los afectados y compiten entre ellos buscando el escenario más propicio para alimentar el morbo, la compasión... y ocultar su inoperancia.

Los vecinos sufren las consecuencias de la irresponsabilidad de quienes sólo buscan el titular, la portada o la fotografía que les mantenga vivos en el circo mediático en el que se ha convertido España. Un enorme plató de televisión con 505.990 km² de superficie y 46.438.422 de "extras".

Todos somos partícipes de este espectáculo: unos por obviar la vasta legislación que obliga a respetar ramblas, arroyos, cauces y ríos, llanuras de inundación, zonas de servidumbre y de dominio público hidráulico o marítimo-terrestre, otros por pretender ser más listos que nadie construyendo en zonas prohibidas u ocupando para el cultivo terrenos demaniales, y otros por no poner freno a este despropósito haciendo cumplir la legislación vigente.

Tras la tempestad vuelve ahora la calma y comienza la competición para quedar bien con los damnificados, buscando la anuencia de una sociedad anestesiada que ya simplemente se conforma con una declaración de "zona catastrófica" y una lluvia de millones para consolidar el desastre previo a las consecuencias del desastre. Volver a empezar sin corregir el problema y así esperar a la próxima riada. Con suerte, pronto olvidarán de qué -y quién- causa sus males.

Al igual que los incendios se apagan en invierno, las inundaciones se previenen con una adecuada planificación y disciplina urbanísticas. En el plató sociopolítico actual, los incendios se pretenden controlar en verano con presupuestos millonarios, dotaciones de medios espectaculares y profesionales como la copa de un pino que se juegan la vida desde que suena el primer aviso. Pero no se trabaja en promover la gestión y aprovechamiento diario del monte, el manejo tradicional del medio por parte de la población rural, el pastoreo o la limpieza de biomasa.

La mayor parte de los daños provocados por las últimas lluvias eran evitables simplemente cumpliendo con lo establecido en la legislación sectorial y atendiendo a los estudios hidrológicos de obligado cumplimiento en la redacción del planeamiento urbanístico de nuestros municipios, que identifican las zonas inundables asociadas a periodos de retorno en estudios llevados a cabo por autoridades competentes en materia de aguas, ordenación del territorio y protección civil.

Pero es más rentable políticamente hacer caso omiso de las leyes que sólo reivindicamos para el adversario y anunciar a bombo y platillo una visita a las zonas afectadas. Total, con la firma de un decreto y un puñado de millones se olvidarán pronto de que aquí, hace mucho tiempo, no manda nadie.

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