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Llama poderosamente la atención que en estos tiempos que corren donde casi nadie da nada a cambio de nada, nazca en El Puerto de Santa María una asociación cuyos integrantes son un grupo de personas que dedican parte de su tiempo -con la enjundia que esto tiene- a la puesta en valor y a la defensa de nuestro patrimonio cultural e histórico.

Bien es cierto que tanto la centenaria Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, como el Aula de Historia Menesteo, y la también reconocidísima y persistente Tertulia de 'El ermitaño' llevan su tiempo dándolo todo -cada cual con su singularidad-, y a los que se les agradece con pífanos y timbales ese esfuerzo continuado que vienen realizando desde hace lustros, es por lo que hoy quiero resaltar el mérito de esta asociación nacida hace tan sólo tres años en el páramo de una ciudad donde la conservación y puesta en valor de su patrimonio natural y cultural ha sufrido grandísimas lagunas identitarias a lo largo de los últimos cincuenta años tanto por parte de determinados responsables políticos, como por parte de la siempre apática para según qué cosas ciudadanía porteña.

Cito a Filomonium por ser la más reciente en el tiempo, pero no puedo dejar de lado a otra asociación -'Compartiendo saberes'- tres años más veterana, y que no ceja tampoco en su encomiable empeño de insuflar ilustración a quien la demande.

Que la sociedad civil tome este tipo de iniciativas no cabe duda que enriquece el tejido cultural de cualquier 'asentamiento' humano, pero no por ello deben relajarse las instituciones que tienen la obligación moral y política de dinamizar lo tangible y lo intangible del hecho cultural en sí mismo. Y no siempre con dinero se consiguen más cosas. Saber gestionar los recursos que se tienen a mano es un valor al alza del que generalmente se suele carecer.

Después de tres años de vida era justo echar una mirada atrás y comprobar que con exigua economía pero sabiendo optimizar al máximo los recursos humanos y la imaginación, Filomonium se está asentando en la sociedad porteña con los derechos de autor muy bien administrados y bajo la consigna 'Tienes que hacer que ocurra', del escritor y filósofo francés Denis Diderot. Que así sea.

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